Maria Paula BrandonAudiólogaCentro Peruano de Audición, Lenguaje y Aprendizaje – CPAL
El implante coclear es un dispositivo electrónico de alta tecnología que sustituye la función natural del oído y permite que dichas personas logren percibir los sonidos del lenguaje. Este se compone de dos partes: una interna, que se coloca mediante una cirugía y se encarga de estimular directamente las células del nervio auditivo; y una externa, que se activa al mes de la cirugía, que permite la recepción de los sonidos y los transmite hacia el componente interno.
Para ser considerado candidato a un implante coclear, hay que tener en cuenta varios factores: presentar pérdida auditiva neurosensorial de severa a profunda o profunda bilateral, evidenciar una pobre comprensión del lenguaje oral con el uso los audífonos, tener mínimo un año de edad, y poseer integridad de la cóclea y del nervio auditivo.
Cada 25 de febrero se celebra el ‘Día Internacional del Implante Coclear’. Este año, se cumplen 60 años desde que los doctores franceses Djourno y Eyrès realizaron esta intervención por primera vez en el mundo. Actualmente, más de 325 000 personas con pérdida auditiva en todo el mundo se benefician con este dispositivo, cuyo desarrollo ha cambiado y mejorado la calidad de vida, tanto de los usuarios de esta tecnología, como de sus familias.
Si bien el implante coclear no devuelve una audición normal, sí proporciona al paciente información auditiva que le permite percibir sonidos y facilita la adquisición natural del lenguaje. Debemos de tener en cuenta que se requiere de un proceso de (re) habilitación auditiva como condición esencial y primordial para el éxito de la implantación.
La rehabilitación auditiva es un proceso en el cual el paciente aprende a detectar, discriminar, identificar, reconocer y comprender los sonidos del medio ambiente y del lenguaje. Es importante mencionar que el éxito de este proceso es multifactorial y depende, principalmente, de la edad de implantación del paciente, las habilidades innatas, y el compromiso y apoyo de la familia, siendo este último un factor decisivo en el progreso de los pacientes.
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