VANNA PEDRAGLIOCOACH DEPORTIVA Y NUTRICIONAL
Hace poco me cruce con una frase que me hizo pensar sobre lo que queremos y de qué somos realmente capaces de hacer para lograr un cambio definitivo para mejor en nuestras vidas. Aquí la comparto para que puedan desde ahora mirar sus metas con ojos más responsables: ‘La gente no decide su futuro, decide sus hábitos; sus hábitos son los que deciden su futuro’. Ya con los años podemos ser conscientes de que es la motivación de lograr algo lo que nos impulsa a comenzar, pero no es más que el hábito diario lo que nos permite continuar hacia un cambio real.
Para poder lograr lo que nos propongamos para este nuevo año y los que vengan, creo que es importante tener claro cómo. El agente de cambio es el hábito, una costumbre o un pensamiento que reproduces de manera casi automática. Para bien nuestro, para instalar un nuevo habito en nuestra vida, primero se pasa por una etapa de aprendizaje. Será más o menos larga según nuestra personalidad o creencias. Lo concientizamos aquí y ahora, aprendemos en el tiempo y lo transformamos en hábito. Pasa al subconsciente, donde se almacena todo lo aprendido junto con los procesos vitales del cuerpo. Lograr cambios que perduren no es fácil ni rápido; para ser posible, demanda mucho de nosotros.
¿Cómo creamos nuevos hábitos? Pues repitiendo lo mismo durante un período de tiempo. Como ello demanda nuestra atención y conciencia, el secreto es hacer una cosa a la vez. Así que no busques empezar con el deporte, dejar el cigarro y hacer dieta a la misma vez: no habrá voluntad ni conciencia que lo resista y no vale la pena frustrarse. Una vez que ya tengamos un objetivo -por ejemplo, reincorporar la actividad física a nuestras vidas-, como siguiente paso tenemos que lograr que pase al subconsciente como una acción rutinaria. Para ello, está comprobado que necesitas repetirlo durante 30 días o un mes seguido para lograr que sea un hábito. Lo bueno de acciones como el deporte es que no solo se tiene una recompensa física por cambios estéticos, sino también recompensas fisiológicas, como sentirnos más relajados y con mayor energía que impulsarán nuestros deseos a seguir realizándolo.
En el caso de la alimentación, otros estudios sugieren que en tan solo 21 días puedes lograr cambiar tus hábitos de desayuno, pero no será tan fácil con la cena, por ejemplo. ¿Por qué? Porque al final del día la voluntad puede fallar a diferencia de las mañanas, dependiendo de la carga emocional que afecte el poder de decisión consciente. Así que empecemos por hábitos más fáciles y recompensemos nuestros nuevos cambios enorgulleciéndonos de nosotros mismos para poder ir logrando promesas cada vez más complejas.
Entonces, estamos de acuerdo en que debemos cambiar un hábito al mes. Así concentramos toda nuestra energía para que cada acción del día a día se concentre en función a esta acción. Para lograr esto usaremos toda nuestra fuerza de voluntad durante un mes. Al principio, tu mente y tu cuerpo intentarán con todas sus fuerzas resistirse al cambio para volver a lo que vienes haciendo durante años. Es normal que eso suceda, no pierdas las esperanzas ni te des por vencido, es parte del proceso. Cada día es una nueva oportunidad y para lograr vencer te puedo ayudar con tres consejos. El primero es empezar a creer en ti y en tu compromiso contigo mismo. Esto es en serio. Para lograr cualquier cambio es muy importante saber que realmente lo quieres. La decisión siempre será tuya. En segundo lugar, ponte un plazo. Tener una meta medible real te será mucho más sencillo. Si son intervalos cortos te permitirá ver resultados rápidamente y la motivación será mucho mayor. Así también podrás ver si el cambio es verdaderamente bueno para ti. Y por último, la perseverancia. No existen excusas, ‘hoy no tengo ganas’ u ‘hoy no soy capaz’. Esas son trampas de tu ego para impedirte cambiar y avanzar. Recuerda que no siempre tendrás días buenos, pero no te juzgues ya que solo intentándolo una y otra vez sin que nada te detenga podrás lograr lo que te propongas. Buen fin de año para todos.
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Si no la necesitas, no la pidas. Controlemos el uso innecesario de los materiales de plástico.
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