Lima tiene las condiciones perfectas para movilizarnos en bicicleta, señala Octavio Zegarra, presidente del colectivo Cicloaxión.‘Es una ciudad plana, sin lluvias, y la mayoría de viajes se realizan a distancias cortas de tres a cinco kilómetros’.
Geográficamente, tenemos un gran potencial para pedalear en la ciudad. El problema, señala, es el caos vehicular y la falta de una cultura vial, que convierten muchas veces los viajes en dos ruedas en una actividad peligrosa.
Sin embargo, destaca, años atrás era imposible encontrar la voluntad política que existe hoy. Desde el año 2012, por ejemplo, la Municipalidad de San Borja facilita gratuitamente bicicletas a sus vecinos —previa inscripción— para que se movilicen dentro del distrito.
El año pasado, el programa se amplió a Surco y Surquillo, gracias al trabajo conjunto de las comunas. Actualmente, un vecino inscrito en cualquiera de las tres jurisdicciones puede abordar una bicicleta pública y dejarla en la estación más cercana.
Los tres distritos comparten 200 bicicletas, hay 26 kilómetros de ciclovías interconectadas y se ha logrado reducir 375 toneladas de CO2 en los últimos cuatro años, al impulsar el uso de la bicicleta en lugar de un medio de transporte motorizado. La iniciativa ha sido tan exitosa que continúa replicándose.
El alcalde de Miraflores, Jorge Muñoz, adelantó que ya vienen trabajando un sistema integrado de préstamo de bicicletas entre su comuna, San Borja y San Isidro.
Actualmente, se vienen realizando los estudios necesarios con la CAF-Banco de Desarrollo de América Latina. Y en los próximos siete meses, calcula, ya se estaría poniendo en marcha.
¿Seguros en dos ruedas?
En los últimos años, diversos municipios de la capital han rehabilitado e implementado ciclovías en calles y avenidas principales. Actualmente, la ciudad cuenta con 165 kilómetros diseñados para viajar en dos ruedas, según cifras de la Municipalidad de Lima.
Sin embargo, a decir de Octavio Zegarra, de Cicloaxión, si bien ha habido un incremento numérico, no ha habido grandes mejoras en términos de calidad.
‘Los ciclistas suelen sentirse más seguros en las ciclovías antiguas que estaban debidamente segregadas físicamente del tránsito de vehículos. En cambio ahora, por lo general, las ciclovías que se hacen no son más que una señalización’, asegura.
La implementación de una ciclovía, señala, debería implicar la reducción de la velocidad vehicular en esas zonas, especialmente en los cruces de avenidas, a fin de que los ciclistas circulen con calma y los conductores puedan reaccionar a tiempo en caso de algún accidente.
En otras ciudades incluso, existen semáforos especiales para bicicletas, que le dan una ventaja de seis segundos al ciclista para que cruce antes que todo el tráfico motorizado. Además, señala, integrar al ciclista a sistemas de transporte público como el Metropolitano o el Tren Eléctrico no solo pasa por trazar ciclovías cerca de la ruta.
También es importante la instalación de parqueadores con seguridad de día y de noche, y crear vagones especiales para que las bicicletas puedan ser transportadas sin problemas.
Finalmente, opinó, Lima necesita un Reglamento de Tránsito de la Bicicleta menos ambiguo.
‘Hay aspectos que en otros países son clarísimos: los conductores que quieren adelantar a un ciclista no pueden ir por la derecha, deben cambiar de carril. Aquí, en cambio, los autos te pasan rozando y esa situación nos pone en peligro’, cuestiona Zegarra.
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