El director general de dicha institución, Humberto Castillo Martell, indicó que la investigación se basó en una serie de entrevistas realizadas en el año 2012 a mujeres de Lima y Callao que sufrieron agresión por parte de sus parejas.
Castillo explicó que muchas personas maltratadas vuelven a la escena de maltrato por cuestiones emocionales, es decir, buscan vivir nuevamente emociones de dolor no superadas en la infancia.
“Tanto hombre como mujer experimentan dolor, sufrimiento y odio y se dan cuenta que es absurdo continuar con la pareja; pero no son capaces de poner límites porque tienen miedo a ser abandonados, porque su pareja ejerce una relación de poder o porque tienen sentimientos de culpa”, puntualizó.
Aconsejó que cuando una persona se da cuenta que tiende a ser muy dependiente del otro y sabe que no le conviene, pero igual vuelve con él; debe hacer un alto y revisar sus emociones porque le están mandando una falsa señal de acercarse a personas que no son buenas.
“Deben estar atentos ante señales como sentimientos de culpa, arrepentimiento, sentimientos de no tolerar la soledad, angustia de abandono, sentimiento de ser dominado y cólera en la pareja. Y deben buscar ayuda profesional”, añadió.
En cada crisis se reexperimenta dolor
El titular del instituto detalló que, en cada episodio de crisis, la persona revive la experiencia y puede ir tomando conciencia y aprendiendo a enfrentarlas. “Se da cuenta que es absurdo seguir y poco a poco se va retirando”.
“El proceso reparador puede ser largo, es necesario seguir un tratamiento para calmar la angustia y la depresión; de esta manera se irá superando y saliendo de la culpa”.
Recalcó que hay muchas parejas que pasan años en esta situación de violencia y recién toman conciencia y deciden retirarse cuando han ocurrido varios episodios de crisis. Sin embargo, apuntó, si no han curado o trabajado su dolor, volverán a la escena del dolor.
Advirtió que en las relaciones de dominio de pareja, al principio hay relación de poder igual para ambos, pero poco a poco uno va entrando al dominio sobre el otro, al punto de que el otro no puede escapar y quedar atrapado en la relación.
‘Al principio, pueden ser peleas más o menos equivalentes, pueden quedar de cero a cero, uno ataca y el otro ataca’, advirtió.
El médico abordó este tema a raíz del caso de Misui Chávez, quien fue golpeada brutalmente por su pareja en un hostal en Piura, y ya se encuentra bajo la protección del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP).
En sus primeras declaraciones sostuvo que no lo denunciará, porque para ella le es indiferente si va o no a la cárcel.