¡De pie! Estar sentado ante el escritorio daña seriamente la salud

Mientras más tiempo se está sentado, peor circula la sangre, para quien ir al gimnasio después del trabajo no es suficiente.

Hace tres siglos, Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, trabajaba de pie en su escritorio. Ahora la moda regresa al país, donde cada vez más expertos dan la voz de alerta: estar todo el día sentado deteriora seriamente la salud.

“Uno se prepara, sentado, a morir”, dice a la AFP Rob Danoff, médico y miembro de la Asociación Estadounidense de Osteópatas (AOA, en inglés).

Dolor de espalda, degeneración muscular, enfermedades cardíacas, diabetes, cáncer de colon e incluso muerte prematura son algunos de los riesgos que enfrenta el trabajador sedentario, de acuerdo con una serie de estudios publicados recientemente.

“Somos una sociedad apoltronada, estamos sentados la mayor parte del tiempo en la oficina y cuando llegamos a casa, nos tiramos en el sofá a ver la televisión. La combinación puede ser fatal”, asegura Danoff.

Un adulto estadounidense pasa un promedio de 7,7 horas por día en actitudes sedentarias y un 70% de los oficinistas pasan más de cinco horas por día sentados ante su escritorio, según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, en inglés).

Mientras más tiempo se está sentado, peor circula la sangre, dice Danoff, para quien ir al gimnasio después del trabajo no es suficiente.

De acuerdo con un estudio publicado en la revista Archives of Internal Medicine, ha habido un aumento de 15% del riesgo de muerte prematura para el sedentario promedio (ocho horas por día) y de 40% para los más quietos (11 horas) con respecto a los que están sentados menos de cuatro horas.

La Asociación Médica de Estados Unidos (AMA) incluso instó el año pasado a los “empleadores y empleados a encontrar alternativas a la posición sentada, como los escritorios altos y las sillas de pelotas” tipo las que se utilizan en pilates.

Ni un extremo ni el otro

El mensaje comienza a calar y los llamados a “levantarse” son cada vez más numerosos, con el uso de “escritorios de pie” o “standing desks”, delante de los que hay que estar parado.

“Se conocen desde hace unos veinte años en Europa, pero en Estados Unidos, pensábamos que era una tontería”, explica a la AFP Jeff Meltzer, cuya empresa en Lincolnwood (Illinois, norte), Applied Ergonomics, diseña espacios de trabajo.

“Vi un enorme cambio el año pasado”, agrega el presidente de la firma, cuyas ventas de estos escritorios han crecido un 50% el último año.

California y sus empresas tipo Google, Facebook y Twitter, siempre listas a dictar la tendencia, ya los utilizan.

En Washington, Kathleen Hale, de 34 años, fundadora de “Rebel Desks”, los ha vendido a abogados, profesores universitarios o profesionales de la salud con los que a veces se cruza en las cintas de correr, una especie de alfombras de goma sobre las que se camina a ritmo lento.

“La gente quiere tener un espacio de trabajo sano. Pasan más tiempo allí que con sus familias”, explica la mujer.

Bilal Ahmed, de 34 años, creador de la empresa emergente Linktank, adoptó el escritorio ajustable, aunque cuenta con una salud excelente: “Es a modo preventivo: quiero estar en forma y activo cuando trabajo”, dice.

“Pero tienes que tener la pantalla (del ordenador) a la altura correcta, con los brazos perpendiculares al cuerpo”, sostiene. “Y cuando estoy cansado, me siento”.

Es eso lo que sugiere Kathleen Hale: “Hay que variar: estar de pie, caminar, y cuando sintamos la necesidad, nos sentamos, nos tomamos una pausa. Animamos a nuestros clientes a pensar que sentarse… es tomar un descanso”, explica.

“Estoy más activo físicamente, y por lo tanto más activo mentalmente, y más productivo”, asegura Ahmed, confirmando lo que dicen muchos estudios.

Pero cuidado, lanza el osteópata Rob Danoff, si “bien no estamos hechos para estar sentados todo el día, tampoco estamos hechos para estar siempre de pie”, lo que puede también causar problemas. “No hay que ir de un extremo al otro”, dice.

Levantarse un minuto cada media hora, caminar por el pasillo, usar las escaleras en vez del ascensor, ir a ver al colega en vez de enviarle un correo electrónico… “Hay un montón de soluciones de sentido común que no requieren comprar equipos sofisticados”, asegura.

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