No es novedad que los niveles de estrés y ansiedad día a día son mayores. Estamos en medio de una crisis mundial de salud que ni tus abuelos, ni tus papás, ni nosotros habíamos vivido. Ante este escenario, es común que comencemos a somatizar sentimientos y emociones, como la incertidumbre, la frustración, el miedo, la tristeza, etc. Algunos de los efectos que se han manifestado de forma generalizada en la población son: alteraciones del sueño, crisis de ansiedad o angustia e irritabilidad. Si bien, es de esperar que esto suceda, no podemos quedarnos de brazos cruzados, pues el cuidado de nuestro estado mental es clave para nuestro sistema inmunológico, que debe estar más fuerte que nunca.
Dentro de los ejercicios clave está el ‘respirar con el abdomen’, suena un poco extraño, pero es un ejercicio que tiene innumerables beneficios. Si bien, no hay un tipo de respiración ideal, pues de acuerdo a las actividades que realicemos (cantar, dormir, nadar, caminar, hablar) responderemos con una u otra forma de respirar, podemos sacar máximo provecho al patrón abdominal en beneficio de nuestra salud general.
Lo primero que vas a hacer es reconocer tu patrón respiratorio, que es la forma en que respiras. Para ello busca un lugar tranquilo y recuéstate boca arriba. Realiza algunas respiraciones suaves, sin forzar nada. Ahora coloca una mano sobre tu abdomen y otra sobre tu pecho. Cierra tus ojos y centra tu atención en tus manos, en cómo descansan sobre tu cuerpo. Respira con tranquilidad, sin forzar. ¿Qué mano se mueve más junto con tu respiración? ¿Se mueve más tu mano que está en el pecho? ¿No se mueve para nada la mano que está sobre tu abdomen? ¿O ambas manos se mueven por igual?
-Si la mano que más acompañó tu respiración fue la que estaba en tu pecho, tienes un patrón respiratorio torácico o costal.
-Si la mano que más acompañó tu respiración fue la que estaba en tu abdomen, tienes un patrón respiratorio abdominal o diagramático.
-Si al inspirar tu abdomen se hunde y al espirar tu abdomen se expande, tienes un patrón respiratorio paradójico, que es una desincronización entre los movimientos respiratorios del tórax y el abdomen, y suele presentarse en personas con apnea obstructiva del sueño, en presencia de neumotórax por accidentes graves o en casos de daño al nervio frénico. Este último es, por tanto, un patrón respiratorio patológico.
Ahora que ya sabes qué patrón prima en ti, te cuento que debes potenciar el patrón de tipo abdominal, pues es el que accionado por el músculo diafragma, activa el sistema nervioso parasimpático que se encarga de la respuesta de «relajación» del organismo (es por ello que en prácticamente todas las técnicas de relajación se utiliza este tipo de respiración), la que ayudará a revertir los procesos bioquímicos y fisiológicos ligados al estrés, enviando nuevas señales a nuestro cerebro, para que entienda que estamos dispuestos al relajo o descanso. La práctica de este tipo de respiración es clave, por ejemplo, para un buen dormir. Recordemos el patrón respiratorio armonioso de un bebé mientras duerme, vemos que su respiración es lenta, profunda y abdominal. Recuperar el orden de nuestros mecanismos básicos respiratorios será un objetivo clave para recuperar un adecuado estado mental.
Este sencillo ejercicio lo puedes acompañar con algunos aceites esenciales en forma de aromaterapia, es decir, diluyendo unas 3 a 4 gotas en tu difusor. Uno de los que te recomiendo, ya que es de los más comunes y fáciles de encontrar, es el aceite esencial de Lavanda, que tiene un olor muy suave y limpio. Hay estudios que señalan que su aroma no solo activa las zonas olfatorias del cerebro, sino también aquellas relacionadas con las emociones, mientras mitiga la actividad de la corteza prefrontal. De hecho, la lavanda genera un aumento de las actividades de onda alfa, lo que indica un estado de relajación. La clave radica en el linalool, un compuesto químico que es el que genera esa sensación de bienestar que se experimenta al olerla. Otros aceites que también aportarán positivamente a un estado mental más relajado son el aceite esencial de melisa y de ylang-ylang. ¡Te invito a probarlos!
Te dejo un abrazo gigante, ¡hasta la próxima semana!
Lissette Castro (@lissettecastro.kine) y Maite Jiménez (@maitejimenezr).
FLUYE Coaching & Wellness (@espaciofluye)
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