Debate en Reino Unido sobre el trato a solicitantes de asilo

LONDRES (AP) — Detrás de unas alambradas en el sureste de Inglaterra, varios niños agitan los brazos y corean “libertad” para llamar la atención de la gente del otro lado. Una niña lanza al exterior una botella con un mensaje dentro que dice: “Necesitamos tu ayuda. Por favor, ayúdanos”.

Los menores forman parte de los miles de personas retenidas en un centro peligrosamente superpoblado donde se procesan inmigrantes que cruzaron recientemente el Canal de la Mancha en pequeñas embarcaciones. La situación allí ha reavivado un debate encendido sobre el trato que el gobierno conservador de Reino Unido da a los solicitantes de asilo.

Ubicado en el sitio de una antigua base aérea británica, que tuvo una vida breve como el aeropuerto civil Manston, el centro en Kent fue designado como instalación de procesamiento a corto plazo con capacidad para unos 1.600 recién llegados. Hasta 4.000 estaban allí esta semana, algunos de ellos detenidos ilegalmente por un mes o más, de acuerdo con reportes.

Inspectores gubernamentales independientes dijeron que vieron a familias durmiendo en el suelo en condiciones similares a las de prisiones, que presentaban riesgos de incendio y para la salud. Los inspectores advirtieron del peligro de brotes de enfermedades, luego de que se reportaron casos de sarna, difteria y otras.

“Bienvenidos a Reino Unido”, decía un titular en el periódico Metro, acompañado por una foto de niños pequeños mirando tras la cerca.

Enfrentando presiones por la situación, la secretaria del Interior Suella Braverman defendió las políticas del gobierno y describió el número creciente de migrantes que arriban a través del Canal de la Mancha como “una invasión”. Sus comentarios fueron repudiados ampliamente.

Los detalles sobre las condiciones en el centro de procesamiento en el pueblo de Manston también han puesto de relieve problemas más amplios en el sistema de asilo británico, que está pasando apuros para hacer frente a un número récord de cruces por el Canal de la Mancha y tratando de resolver un enorme retraso en la tramitación de solicitudes de refugio.

“Tenemos esta especie de tormenta perfecta de más personas arribando —de lo que el gobierno fue advertido— y además tenemos esta enorme lista de espera de unos 100.000 individuos que han solicitado asilo”, afirmó Jonathan Ellis, jefe del Consejo de Refugiados para Políticas y Relaciones Públicas. “Hay una falta de voluntad política, una falta de foco político y, por lo tanto, (una falta de) los recursos asociados para lidiar con este problema”.

Alrededor de 40.000 personas provenientes de países como Irán, Afganistán, Irak y Albania han cruzado una de las vías navieras más transitadas del mundo en botes de goma y otras embarcaciones endebles desde el norte de Francia en lo que va de año, en busca de reanudar sus vidas en Gran Bretaña.

Es el mayor número que se haya registrado y representa un incremento exponencial respecto a 2018, cuando solamente 299 migrantes fueron detectados arribando al país sin autorización en embarcaciones pequeñas, según los datos oficiales. El año pasado, el número fue de 28.536.

Decenas de personas han perdido la vida al cruzar el Canal, incluso 27 cuando una embarcación atestada con migrantes se fue a pique en noviembre de 2021.

Braverman, quien es conocida por una actitud intransigente haca la inmigración, ha acusado a grupos delictivos de facilitar los cruces y se ha concentrado en lo que dice son afirmaciones falsas de algunos solicitantes de asilo.

La secretaria dijo al Parlamento esta semana: “dejen de pretender que todos son refugiados en apuros”. Sus palabras duras han sido criticadas, incluso por personas dentro del gobierno conservador. Algunos críticos acusan a Braverman de alimentar el odio contra los inmigrantes.

“La retórica del gobierno desde que yo llegué ha sido culpar a los migrantes, culparnos de los problemas en este país. Pero eso ha empeorado”, lamentó Hassan Akkad, un documentalista que escapó de Siria en 2012 para solicitar asilo en Reino Unido.

“Cuando se tiene una secretaria del interior que compara a los solicitantes de asilo con un enemigo invasor, les estás dando luz verde a la gente para que los ataque”, añadió Akkad, que trabaja para Choose Love, una organización caritativa de ayuda a refugiados.

Las condiciones de hacinamiento en el centro en Manston alcanzaron un punto álgido esta semana, luego que centenares de personas fueron trasladadas allí desde otro centro de procesamiento de migrantes cercano y que fue atacado con bombas incendiarias. La policía dijo que el responsable del ataque el 30 de octubre y que se suicidó después casi seguramente fue motivado por el odio.

Braverman también fue acusada de haber bloqueado reservaciones de hoteles para solicitantes de asilo con las que se buscaba aliviar la situación en Manston y de que ignoró recomendaciones legales al respecto. La secretaria negó las acusaciones.

Los críticos dicen que la incompetencia del gobierno en el manejo del sistema de asilo va a más allá de Manston y que precede el nombramiento de Braverman como secretaria del interior. El opositor partido Laborista dice que solamente 4% de las solicitudes de asilo de arribados en botes fueron procesadas el año pasado, lo que significa que más de 100.00 personas está en el limbo esperando por la consideración de sus solicitudes.

Gran Bretaña es uno de los destinos en Europa más buscados por los migrantes que hablan inglés o que tienen conexiones familiares en el país. Antes del estallido de la pandemia de coronavirus, muchos trataron de llegar desde Francia ocultos en camiones de carga que cruzaban por el Eurotúnel. Las restricciones de viajes por el COVID-19 y las estrictas medidas de seguridad en la ruta hicieron la peligrosa travesía por mar una forma más viable para llegar a Reino Unido.

Sin embargo, a pesar del aumento sin precedentes de los arribos en botes, Gran Bretaña recibe muchos menos solicitantes de asilo que muchos otros países europeos, incluso Francia, Alemania e Italia. El año pasado, 48.540 personas solicitaron asilo en Reino Unido, comparado con 148.200 en Alemania y más de 103.000 en Francia.

Un controversial acuerdo británico con Ruanda en abril aumentó su reputación de no ser un país acogedor a los migrantes. El acuerdo prevé la deportación de algunos solicitantes de asilo al país africano, donde sus solicitudes serían procesadas y los solicitantes exitosos podrían quedarse en Ruanda. El plan tuvo como objetivo disuadir a las personas de entrar ilegalmente a Gran Bretaña, pero nadie ha sido deportado hasta ahora debido a las impugnaciones legales presentadas contra la política.

Las autoridades británicas también han tratado de trabajar con sus colegas en Francia para frenar los cruces por el Canal. Las dos partes se enfrascaron en un tenso forcejeo por el asunto el año pasado, pero las relaciones parecieron mejorar luego de que Liz Truss —y su sucesor Rishi Sunak— asumieron la jefatura del gobierno.

En una conversación la semana pasada con el presidente francés, Emmanuel Macron, Sunak dijo que Reino Unido y Francia estaban “comprometidos con la profundización de su colaboración para impedir las peligrosas travesías a través del Canal y que benefician a las organizaciones delictivas”.

Ellis, del Consejo de Refugiados para Políticas y Relaciones Públicas, dijo que las autoridades al final tendrán que concentrarse menos en una retórica hostil y la disuasión y más en brindar rutas seguras para los solicitantes de refugio.

“Necesitamos cuestionar esta retórica política de que las personas solamente deben venir a este país por vías legales”, afirmó. “Ostensiblemente, eso es razonable, pero para alguien que está huyendo del Cuerno de África, ¿a dónde van a ir? ¿Cuáles son esas rutas seguras? No hay ninguna”.

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La periodista de The Associated Press Sylvie Corbet en París contribuyó a este reportaje.

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