BEIRUT (AP) — Los libaneses acudían el domingo a las urnas para elegir un nuevo parlamento, en medio de un colapso económico que está transformando el país y bajas expectativas de que la votación pudiera traer un cambio significativo.
Una nueva remesa de candidatos del movimiento de protesta de 2019 se presentaba contra la arraigada clase gobernante a la que se atribuye el colapso, con la esperanza de derrocarlos. Pero los nuevos aspirantes estaban divididos y no contaban con fondos, experiencia ni otras ventajas de los políticos tradicionales.
La gente empezó a votar poco después de la apertura de las urnas bajo la atenta mirada de las fuerzas de seguridad, que se desplegaron por todo el país. Las elecciones del domingo eran las primeras desde que comenzó la debacle libanesa en octubre de 2019, lo que dio pie a protestas generalizadas contra el gobierno.
También eran los primeros comicios desde la enorme explosión en agosto de 2020 en el puerto de Beirut, que dejó más de 200 muertos, miles de heridos y destruyó partes de la capital. La explosión, atribuida de forma mayoritaria a la negligencia, se debió a cientos de toneladas de nitrato de amonio mal almacenado que estalló en un almacén del puerto cuando se declaró un incendio en el lugar.
La votación estaba considerada como una última oportunidad de cambiar de rumbo y castigar a los políticos actuales, la mayoría de los cuales debe su poder al sistema político religioso de Líbano y a los botines repartidos tras sus 15 años de guerra civil en 1990. Pero las expectativas de que hubiera un cambio real eran bajas, dado el escepticismo y la resignación extendidas entre la población sobre que las elecciones mantendrían a los mismos partidos políticos.
El parlamento y el gobierno de Líbano están divididos a la mitad entre musulmanes y cristianos, según indica la constitución redactada poco después de la guerra civil.
Los partidos y políticos tradicionales llegaron con fuerza a la jornada electoral, mientras que los opositores y activistas de la sociedad civil que aspiraban a derrocarlos estaban divididos. Los partidos libaneses se han beneficiado durante mucho tiempo de un sistema que anima a los votantes a elegir sus boletas a cambio de favores y beneficios individuales.
Los partidos tradicionales con apoyo occidental confiaban en despojar a Hezbollah de su mayoría parlamentaria, mientras que los independientes aspiraban a hacerse un hueco entre candidatos convencionales.
Desde que comenzó el colapso del país, decenas de miles de personas han perdido sus empleos, la libra libanesa ha perdido más del 90% de su valor y muchos han huido del país buscando oportunidades en el extranjero. Tres cuartos de sus seis millones de habitantes, lo que incluye a un millón de refugiados sirios, viven ahora en la pobreza.