El presidente Donald Trump anunció este martes en su discurso anual ante el Congreso su intención de poner fin a la epidemia de sida en Estados Unidos antes de 2030, un proyecto que celebraron las asociaciones y los expertos, a la espera de conocer sus detalles.
“Mi presupuesto reclamará a los demócratas y a los republicanos que asignen los recursos necesarios para eliminar la epidemia de **VIH **en Estados Unidos en 10 años. Juntos, venceremos el Sida en América y más allá”, dijo el presidente republicano en su discurso sobre el Estado de la Unión.
El anuncio recuerda la propuesta que hizo George W. Bush ante el Congreso en 2003. El expresidente presentó entonces el programa Pepfar contra el **sida **en el mundo, considerado como un gran éxito. Pero, a diferencia de Trump, detalló el contenido de su plan y pidió al Parlamento US$ 15,000 millones en cinco años.
Reducir a la nada el número anual de nuevas infecciones necesitaría un impresionante incremento de los esfuerzos actuales. En 2017, 38,000 personas fueron contaminadas en Estados Unidos por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.
Pero el objetivo no es disparatado. Un grupo de organizaciones de lucha contra la enfermedad defendió a finales de 2018 el objetivo “ambicioso” de acabar con la epidemia de aquí a 2025.
“Creemos que es totalmente posible poner fin a las nuevas infecciones a partir de 2025”, dice Jesse Milan Jr., el director general de una de esas organizaciones, AIDS United.
“Esa iniciativa, si se pone en marcha y recibe financiación, podría figurar en la historia como uno de los mayores logros de su presidencia”, opina el director de la oenegé AIDS Institute, Michael Ruppal.
Pero sin un presupuesto significativo, esta propuesta no sería sino “una promesa falsa y cruel”, dice David Holtgrave, decano de la escuela de salud pública en la Universidad de Albany.
Los métodos conocidos Según las organizaciones, el camino a seguir está claro: hay que aumentar la prevención en las comunidades afectadas: homosexuales, minorías étnicas y, en menor medida, los consumidores de drogas (6% de las infecciones por VIH).
Eso es lo que prevé el plan de Trump, indica Carl Schmid de AIDS Institute, que copresidirá el comité consultivo contra el sida en la Casa Blanca.
La prevención implica impedir que las personas seropositivas contaminen a sus parejas. Eso ya es posible gracias a los tratamientos anti-VIH, que vuelven el virus “indetectable” e impiden su transmisión, según mostraron años de estudios.
Pero para conseguirlo las personas seropositivas deben tener acceso a esos tratamientos, un reto en un país donde recorrer los sistemas de asistencia médica es una carrera de obstáculos, sobre todo para los más pobres. Hoy, solamente uno de cada dos seropositivos tiene el virus bajo control. Ahí es donde las asociaciones esperan que lleguen los dólares federales.
Las autoridades también tienen que promover la profilaxis preexposición (PrEP por sus siglas en inglés), un tratamiento preventivo entregado con receta médica y reembolsado.
Ese comprimido revolucionario, utilizado sobre todo por los homosexuales, es eficaz casi al 100% contra el riesgo de infección.
Pero seis años después de su autorización en Estados Unidos, solo 220,000 personas lo tomaban en agosto de 2018, según el sitio web prepwatch.org, un número considerado demasiado bajo por las asociaciones.
El PrEP tiene además un efecto perverso: no protege contra las demás enfermedades de transmisión sexual como la sifilis, que se dispara en la comunidad gay.
Por último, se debe retomar la promoción del preservativo, reclama Michael Weinstein, presidente de AIDS Healthcare Foundation, muy enfadado por el abandono de las campañas de sensibilización por parte de las autoridades sanitarias.
Los dos tercios de las contaminaciones ocurren en hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, a un ritmo que no frena.
Los negros se ven especialmente afectados por ese fenómeno: si el ritmo actual no se detiene, uno de cada dos negros gais será infectado por el VIH durante su vida, según un estudio de los centros de control y prevención de las enfermadades publicado en 2016.Agencia AFP