POR VERÓNICA KLINGENBERGERPeriodista@vklingenberger
Difícil moderar el entusiasmo cuando Larry David vuelve a la TV después de seis años para seguir gritando por la sociedad a sus 70 años (¡y con Bryan Cranston como su terapeuta!). Curb Your Enthusiasm (algo así como ‘Contén tu entusiasmo’) volverá a las pantallas de HBO el próximo 1 de octubre con su novena temporada. La serie, una extraña comedia en la que el comediante hace de sí mismo (por algo es también uno de los creadores de Seinfeld, la serie que trataba sobre nada), narra la vida cotidiana de un judío neuró- tico y pesimista al que le enervan por igual los convencionalismos más idiotas (cantar el happy birthday, por ejemplo) y los pequeños crímenes que se cometen día a día por delincuentes felices y que suelen pasar desapercibidos, como cuadrar el auto sobre la línea, no recoger la caca del perro o arruinar una mesa de madera por no tener la delicadeza de poner un posavasos.
El tráiler ha dado en el clavo. Augura el regreso del héroe que todos esperábamos: el calvo al que casi nada sorprende y no deja de reír de todo; el tipo que cuestiona la corrección política y la hipocresía social con desparpajo; el viejo que parece un niño egoísta y terriblemente honesto, capaz de sospechar de que Michael J Fox finge su Parkinson para ser más querido (y decírselo) o de discutir con un tipo en silla de ruedas que lo increpa por usar el baño para discapacitados y luego esperar para exigirle lo mismo.
Luego de crear Seinfeld, Larry David siguió siendo Larry David a pesar de que su cuenta bancaria cambió radicalmente. Y de repente por eso, por haber probado que no era el único tipo en sentirse miserable en este mundo, HBO aceptó la idea de una nueva serie en la que hablaría de los dramas domésticos de su día a día con el mismo lenguaje de un video casero.
La serie es pura mirada: una mirada terrible del mundo, eso sí. La de un sujeto que confiesa cosas como ‘detesto el sonido de la voz humana’ o ‘las citas románticas son experiencias que uno tiene con otras personas que te hacen apreciar volver a estar solo’.
Hace unos días, Jimmy Kimmel lo entrevistó en su programa y cuando le preguntó si se consideraba un amante de los animales, Larry David respondió divertido que ¡de ninguna manera! (siempre habla como gritando), que detestaba a los animales y a las personas por igual y que esperaba que nunca más apareciera una criatura con vida en su casa. No sé por qué ese tipo de cosas hacen gracia, pero es imposible no reírse a carcajadas y sentirnos aliviados con nuestro lado más neurasténico y oscuro.
Larry David está convencido de que tiene razón. Y a pesar de que en la ficción se lo condene como un monstruo, los seguidores no podemos dejar de estar de acuerdo con él. Reconforta ver a alguien así en un mundo donde la crítica es confundida con envidia, la seriedad con malhumor o la indignación con amargura, donde todos se muestran falsamente felices y positivos. Es como recordarnos que la vida es un bodrio sin sentido pero que hay algo honesto y brutalmente divertido en tener esa lucidez. El título no podría ser mejor: modera tu entusiasmo, contenlo, no hay razones para estar tan estúpidamente feliz, lo que no quiere decir que no nos sobren los motivos para reírnos sin parar de nosotros mismos.
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