Fantasía [Opinión]

“Julio ha llegado y con él los renovados circos. Sin animales bajo tortura, pero sí con ese mundo mágico que solo algunos suertudos pueden vivir”.

Cuando era chica, julio era uno de mis meses favoritos. Llegaban las vacaciones del colegio y con estas venían la Feria del Hogar (snif), los juegos mecánicos, globos, algodón dulce, peluches que nunca gané, el pabellón Recrea Didacta con sus luces neón súper modernas, polos estampados, cueritos de colores y posters. Como el que compré de Bob Marley y al llegar a casa me di con la sorpresa de que era una chica en bikini. Y sí, desde chica me pasaban esas cosas.

Otra cosa que pasaba en julio y me emocionaba igual era la llegada de los circos. Claro, en ese entonces me parecía espectacular ver leones amaestrados, elefantes, tigres y monos, porque no tenía ni idea de lo cruel que podía ser tenerlos así (por suerte, eso está hoy prohibido en nuestro país, como en varios otros). Una vez hasta fui a ver delfines en una mísera piscina, creo que en la Concha Acústica del Parque Salazar, pero mi memoria es confusa de tanta manzana acaramelada consumida en esa época. Sí, eran otras épocas de ignorancia total.

Pasado mi pánico a los payasos, empecé a disfrutar sus shows. Antes de eso, me tenían que sacar cuando aparecían, les tenía tanto terror que a varios de ellos debo de haberles malogrado el show con mis llantos desesperados. Me encantaban los acróbatas, los magos… toda la magia del circo, un mundo paralelo al real.

Julio ha llegado y con él los renovados circos. Sin animales bajo tortura (de hecho, si ves alguno en esa situación, por favor denúncialo), pero sí con ese mundo mágico que solo algunos suertudos pueden vivir.

La Tarumba, como todos los años, regresa a su carpa de Plaza Lima Sur en Chorrillos. Esta vez viene con Tempo, dirigida por -gran sorpresa- Carlos Olivera, y Chebo Ballumbrosio en la parte musical. 35 artistas de diferentes países en escena, en una obra que muestra que la verdadera vida está en el tiempo que destinamos para vivirla. Música en vivo, risas, magia, trapecistas, malabaristas y toda la fantasía que La Tarumba sabe traer.

Están también el Circo Chino de Pekín, el Circo Ruso, el Euro Circo o el Nazionale D´Italia. Lo único malo es que las entradas no están tan baratas como quisiéramos. Pero si pones sobre el tapete lo que ves, lo que recibes y lo que inviertes para esto, en realidad lo vale. Desconectarte del mundo retorcido en el que vivimos para pasar un rato de fantasía y magia, de todas maneras lo vale todo.

La Tarumba va hasta el 28 de agosto ¡y los miércoles y jueves todos pagamos precio de niños!

En mi próxima vida me fugaré para vivir en el circo…

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