El presidente Donald Trump inició una gira en Riad, Jerusalén, Belén, Roma, Bruselas y Sicilia, un viaje que será analizado con lupa en las capitales de todo el mundo.
El mandatario estadounidense despegó el viernes de Washington, a bordo del Air Force One, en su primer viaje al exterior, acompañado por su esposa Melania y su hija Ivanka, quien es también su consejera, constató un fotógrafo de la AFP.
Este primer viaje extraordinariamente prolongado cinco países en ocho días, una variedad de entrevistas bilaterales, desde el rey saudita Salmán al papa Francisco, pasando por el nuevo mandatario francés Emmanuel Macron promete ser un ejercicio difícil para el presidente de Estados Unidos.
La avalancha de revelaciones que precedió a su partida lo puso en una posición delicada en su país y revivió también las dudas sobre su capacidad para desempeñar la función presidencial en presencia de sus homólogos.
El entorno del impredecible presidente, de 70 años, afirma que su estilo “agradable pero franco” es garantía de eficiencia en las relaciones internacionales.
El magnate inmobiliario, que intenta un dramático ajuste de sus incendiarias declaraciones de campaña, va a tener que explicar cómo su lema favorito, “Estados Unidos primero”, es compatible con el multilateralismo.
“El presidente sabe que ‘Estados Unidos primero’ no significa ‘Estados Unidos solamente’, sino todo lo contrario”, dijo el general H.R. McMaster, su asesor de seguridad nacional. Pero más allá de la frase, muchas preguntas siguen.
En Riad, adonde llegará el sábado, Trump deberá esforzarse para marcar el contraste con su predecesor, quien despertó la desconfianza de las monarquías sunitas del Golfo.
Un discurso enérgico frente al Irán chiita, silencio en temas de derechos humanos, probable anuncio de contratos de armas; son los ingredientes para que la recepción sea buena.
Pero el presidente está haciendo una apuesta arriesgada al pronunciar en la capital saudita, ante más de 50 líderes de los países musulmanes, un discurso sobre el Islam.
“Voy a llamarlos a combatir el odio y el extremismo”, prometió antes de su partida, citando una “visión pacífica del Islam”.
En Israel, en donde espera impulsar la idea todavía muy incipiente de un acuerdo de paz, Trump se encontrará con su “amigo” Benjamin Netanyahu (en Jerusalén) y con el presidente palestino Mahmud Abas (en Belén, en los territorios palestinos ocupados).
El encuentro con el papa Francisco en el Vaticano tiene un aspecto singular, ya que las posiciones de los dos hombres están en polos opuestos, en inmigración, refugiados o el cambio climático.
Europa, donde Trump ha sembrado la confusión con declaraciones contradictorias sobre el Brexit, el futuro de la Unión Europea y el papel de la OTAN, será la última etapa de su gira con una cumbre de la alianza atlántica en Bruselas y otra del G-7 en Taormina, perla turística de Sicilia.
“¿Invertirá en la relación con los aliados del otro lado del Atlántico como todos sus predecesores han hecho desde Pearl Harbor?”, se pregunta Charles Kupchan, exasesor de Barack Obama. “Llegó al poder sugiriendo que no y después ha sugerido que tal vez. Todo el mundo va a estar aguardando”.