Hasta la compra más simple puede convertirse en un tedioso cálculo monetario en Cuba, un país con dos monedas locales oficiales.
Desde hace 12 años circulan el peso cubano y el peso convertible.
Este último, creado para sustituir al dólar estadounidense, equivale a 24 pesos.
Si alguien quiere comprar una unidad convertible deberá pagar 25 pesos, pero al venderlo solo recibirá 24.
Este sistema ha generado desde dolores de cabeza hasta distorsiones macroeconómicas en la isla.
“Al principio nos fue un poco difícil porque hasta nosotros nos confundíamos. Pero bueno, después fue pasando el tiempo y nos adaptamos”, dice Maria Emilia Sanchez, dueña de un comercios de frutas y verduras.
La dualidad monetaria dividió a la economía, según el economista cubano Mauricio Miranda.
Por un lado está un sector emergente de trabajadores por cuenta propia o de empresas mixtas que solo manejan el peso convertible, y por otro un segmento de la economía que gana y gasta en pesos cubanos.
Desde hace dos años los comercios de la isla, en su mayoría estatales, aceptan ambas monedas, como parte de un experimento que intenta llevar a la unificación monetaria, acordada en 2011 pero todavía no implementada.
El Séptimo Congreso del Partido Comunista se instalará el sábado y los cubanos esperan que se retome la compleja reforma hacia la adopción de una sola moneda.