Ropa de nivel internacional, con estilo propio, confeccionada por reclusos de cárceles en Perú. En la cárcel de San Pedro, Santos Arce cumple su pena por robo agravado, y gran parte de su día lo usa para cortar las telas.
‘Es humanitario y nos ayuda a la gente que estamos presos, por intermedio de él podemos solventar gastos para afuera que es la familia, los hijos, porque sin ese apoyo nosotros no tendríamos esos ingresos”, dice Santos Arce, encarcelado por robo agrabado.
Su buen presente, y el de varios prisioneros más, es en gran parte gracias a Thomas Jacob, un diseñador de moda francés que renunció a su trabajo en Chanel para montar un taller de confección de ropa en medio de las cárceles de San Pedro y Santa Mónica.
‘En Francia el trabajo en cárceles es más complicado , o sea no puedes tener un contacto directo con los internos , en Estados Unidos creo que es igual también y entonces el proceso de trabajo es complicado , en comparación aquí donde se puede trabajar de forma directa con los internos’, dice el diseñador.
La marca Pietá coloca sus prendas desde 2013 en Nueva York y París, fundamentalmente a través de internet y sin auspicios. Producen unas 100 camisetas a la semana, y hasta el momento han enviado más de 12.000 órdenes.
‘Tiene que llevarse lo mejor de aqui del penal, algo que nos incentiva a nosotros a estar tranquilos a entretenernos día a día, para poder afuera también ser responsables’, habla Fredy Roman, condenado por robo con violencia.
Algunos reclusos posan con la colección 2016, que saldrá al mercado vía internet. Además de un porcentaje de las ventas, los confeccionadores se llevan la satisfacción de sentirse útiles y de poder tener un futuro mejor.