Las playas de la isla griega de Lesbos son un cementerio de chalecos salvavidas.
Cada día quedan montañas de ellos después de que los migrantes desembarquen procedentes de Turquía.
Su limpieza es una tarea de nunca acabar.
‘Estamos aquí en la mañana, cargamos y nos vamos. Regresamos y cargamos otra vez. Hacemos esto continuamente’, cuenta un trabajador.
La alcaldía acumula toneladas de estos chalecos salvavidas y botes abandonados.
‘No podemos, todavía no hemos encontrado a nadie que pueda manejar esto y reciclar estos materiales’, señala George Katzanos, vicealcalde de Mitlini.
Y es que las peligrosas travesías de miles de migrantes hacia Europa también tienen un costo ambiental.