Francisco permanecerá en Corea del Sur del 14 al 18 agosto para participar a las Jornadas de la Juventud Católica.
El papa argentino, que defiende una iglesia atenta a las “periferias” geográficas y existenciales, considera importante visitar países lejanos, donde conviven diferentes cultos religiosos.
Corea del Sur, con una población de poco más de 50 millones de habitantes, cuenta con un 29,2% de cristianos, de los cuales 10,7% católicos, mientras el 22,8% son budistas, según cifras del Vaticano.
Quince años después de que un pontífice visitara Asia por última vez, Francisco tiene programado viajar en enero del 2015 a Sri Lanka y Filipinas, el país con el mayor número de católicos del continente asiático.
Si bien el Vaticano evita hablar de “prioridad”, Asia representa un reto y a la vez un importante espacio de evangelización.
Cuando era un simple misionero, Jorge Mario Bergoglio, actual papa Francisco, soñaba trabajar en Japón y admiraba la resistencia de los católicos de esa región, al haber logrado mantener su fe aún en la clandestinidad durante los siglos XVIII y XIX.
Francisco, que todavía no ha visitado Africa, se interesa desde hace mucho tiempo a la llamada “culturación” o integración del cristianismo en las distintas culturas asiáticas.
Entre sus modelos de buen religioso figura el jesuita italiano Matteo Ricci (1552-1610), uno de los grandes evangelizadores de China, quien fue enterrado en Pekín y a quien las autoridades apreciaban por su capacidad de respetar la cultura local.
Reconciliación entre las dos Coreas
El papa latinoamericano, que pronunciará 11 discursos, abordará como es su costumbre temas como la pobreza, la corrupción, el aborto y la globalización en un país que está registrando un notable crecimiento económico.
“La Iglesia en ese país corre el riesgo de ser rica y estar con los ricos”, advirtió el misionero italiano Vincenzo Bordo en el portal Vatican Insider.
Durante su estadía, el papa abordará el delicado tema de la reconciliación entre Corea del Sur y Corea del Norte, los cuales siguen separados pese al armisticio vigente desde 1953.
En Seúl celebrará una misa por el entendimiento entre los dos países, oficialmente en guerra, que no han logrado firmar un tratado de paz y donde reina la tensión militar, marcada por la carrera nuclear de Corea del Norte. [
A ninguno de los actos participarán delegaciones de Corea del Norte, dado que las autoridades comunistas rechazaron toda invitación.
El papa rendirá homenaje a los laicos de ese continente, al beatificar a Paul Yun Ji-Chung y 123 compañeros martirizados y asesinados en 1791, considerados los fundadores de la primera comunidad católica en Corea.
Gestos, esperanzas
Algunos católicos esperaban que el papa pudiera visitar la zona desmilitarizada en el paralelo 18, un gesto emblemático que no ha sido confirmado.
Por primera vez, el papa pronunciará sus discursos en inglés, ya que hasta ahora solía hablar en italiano o español.
El papa llevará como invitado especial a un empleado de la central telefónica vaticana en representación de los trabajadores de la Santa Sede, cuyo esfuerzo aprecia mucho.
Francisco entrará descalzo en algunos lugares, siguiendo las costumbres asiáticas, y dirá una oración en el “Jardín de los Niños Abortados” de un centro de acogida para enfermos.
El jefe de la iglesia católica recordará durante la misa del 15 de agosto a las víctimas de la tragedia del ferry “Sewol”, que dejó más de 300 muertos y desaparecidos, la mayoría jóvenes.
El papa, que no ha tomado vacaciones desde que fue elegido en marzo del 2013 al trono de Pedro, abogará de nuevo la paz, no sólo para las dos Coreas, sino también para el resto del mundo, sumido en graves conflictos, sobre todo en Medio Oriente e Irak.