“En las primeras horas de la mañana del lunes 4 de agosto un paciente con fiebre alta y síntomas gastrointestinales se presentó el departamento de urgencias del hospital Mount Sinaí de la Ciudad de Nueva York”, afirmó el nosocomio en un comunicado enviado a la AFP.
“El paciente había viajado recientemente a un país de África Occidental donde se había informado de Ébola. Ha sido colocado en estricto aislamiento y es objeto de estudios médicos para determinar las razones de sus síntomas”, agregó.
Desde el 1º de agosto, 887 personas murieron en África Occidental por este último brote de ébola, según la Organización Mundial de la Salud. Desde su aparición en 1976, este virus mató a las dos terceras partes de los infectados.
Dos estadounidenses, un médico y una misionera, que trabajaban en Liberia resultaron infectados con el virus recientemente.
El médico Kent Brantly fue repatriado el sábado a Estados Unidos y la misionera Nancy Writebol, que trabajaba con él, será trasladada el martes en el mismo avión sanitario.
La enfermedad es relativamente difícil de contraer y el virus de por sí no es muy resistente, ya que puede combatirse con jabón y agua caliente. Para transmitirse, el virus necesita el contacto con fluidos corporales: sangre, vómitos, saliva, sudor o excrementos.
A pesar de la ausencia de una vacuna, las curas hidratación, paracetamol contra la fiebre y antibióticos para las posibles infecciones pueden ayudar a vencer al virus, cuya tasa de mortalidad varía entre 25 y 90%.