Varios concursantes terminaron con dolor de cabeza al cabo de una hora de fumar cigarros marca H.Upmann de 17,8 centímetros de longitud, sentados con la cabeza hacia atrás, para mantener el habano en posición vertical para tratar de impedir que se cayeran las cenizas.
La competencia, en la que participaron varias decenas de mujeres, se desarrolló en uno de los salones del Palacio de las Convenciones de La Habana, un edificio que usualmente alberga reuniones mucho más serias y formales, como las sesiones del Parlamento cubano y las conversaciones de paz para Colombia.
“Fue agotador”, declaró sonriente a la AFP la estadounidense April Angeloni, cuyas cenizas medían 13,9 centímetros cuando cayeron, según determinaron los jueces.
Sin embargo, otros competidores lograron marcas mejores.
“Hay que tener un buen pulso e ir fumando muy despacio, pero mucho humo empieza a ahogar un poco”, expresó el somelier chileno Sebastián Pardo.
Este primer concurso de las cenizas más largas fue una de las novedades del Festival, pero el nombre del ganador recién será anunciado este viernes, en la clasura del evento, que cada febrero congrega a cientos de amantes de los habanos y comerciantes de todo el mundo.
“Es más difícil de lo que parecía”
Al cabo de una hora de concurso el aire era irrespirable dentro del salón para los no fumadores presentes e incluso algunos concursantes terminaron con mareos y vómitos.
Sin embargo, el ambiente fue siempre festivo, con muchas risas, bromas y aplausos.
“Ha sido muy interesante, lo único que no me ha salido recta la ceniza y se me acaba de caer. Es mucho más difícil de lo que parecía”, dijo la española Tamara Teixo, quien trabaja en la comercialización de cigarros cubanos en Rusia.
“Me gustó la competencia, aparte el tabaco estaba rico, como me gusta”, expresó la cubana Lázara Anastasia García, quien trabaja en una fábrica de cigarros.
Los habanos, con ventas por 447 millones de dólares en 2013, son una de las principales exportaciones cubanas y el único producto cubano de lujo que tiene su propio festival.
Pese a las leyes antitabaco en muchos países y la crisis económica en Europa su principal mercado sus ventas subieron 8% respecto a 2012, por lo que la empresa que los distribuye declaró que el negocio goza de “buena salud”.
Los cigarros cubanos son comercializados en el mundo por Habanos S.A., una empresa mixta creada hace dos décadas por el Estado cubano y la franco-española Altadis. Esta última fue adquirida en 2008 por el grupo británico Imperial Tobacco.
Además de la competencia de cenizas, los asistentes al Festival visitaron este jueves fábricas de habanos, entre ellas H.Upmann, que es propiedad del Estado como todas las demás en la isla, y que fue fundada en 1844 por el banquero alemán Herman Upmann, quien se estableció en Cuba en 1840 para disfrutar de su pasión por los cigarros.
En la segunda planta del centenario edificio de tres pisos de la fábrica, en el municipio de Centro Habana, trabajan unos 200 “torcedores” elaborando puros completamente a mano, siguiendo un antigua tradición cubana.
El “torcido” (armado) de habanos es la última etapa del proceso productivo antes de ser embalados para ser exportados.
“El tabaco es bueno hasta para la piel”, dijo a la AFP la torcedora Sonia Alamo, quien trabaja desde hace 20 años en esta fábrica.