Por: Marcos Chumpitaz
En los bosques secos del valle del Marañón (entre los departamentos de Cajamarca y Amazonas), un grupo de científicos descubrió algo inesperado: dos especies nuevas de lagartijas que permanecieron aisladas por mucho tiempo.
Las nuevas especies pertenecen al género Ameiva, un grupo de lagartijas que viven en los bosques y sabanas de las Indias Orientales y en diferentes partes de América. Suelen ser cazadoras muy activas y sus presas son principalmente insectos.
Estas nuevas especies son abundantes en su hábitat y son fáciles de encontrar en días soleados. Sin embargo, no fueron descubiertas hasta ahora debido a que los bosques secos del Marañón no han sido explorados exhaustivamente. Son zonas muy áridas, nunca llamaron la atención de la ciencia. Pero ahora, nos damos cuenta de que son ricas en nuevas especies endémicasº, señala Pablo Venegas, herpetólogo del Centro de Ornitología y Biodiversidad (Cordibi) y uno de los responsables de este hallazgo, que hoy sorprende al mundo.
En los últimos dos años, Venegas junto a la bióloga alemana Claudia Koch (Universidad de Bonn) han venido estudiando y describiendo a estas dos nuevas especies, bautizadas como Ameiva nodam y Ameiva aggerecusans. Ambos nombres quieren decir no a la represaº (en inglés y latín), ello debido a que el hábitat de estos reptiles se encuentra amenazado por la construcción de varios proyectos hidroeléctricos en la zona. Estas lagartijas son endémicas del bosque seco del Marañón, lo que quiere decir que solo existen en esta área. No hay en otras partes del mundo. De llevarse a cabo estos proyectos hidroeléctricos, corren el riesgo de desaparecerº, indica Claudia Koch.
Aunque parecen similares a simple vista, ambas especies tienen sus diferencias bien marcadas. La Ameiva nodam destaca por su coloración en cinco filas longitudinales en el dorso, donde destaca el amarillo. En cambio, las Ameiva aggerecusans llevan una banda vertebral de color crema sobre un color básico oscuro.
Hasta donde se sabe, son insectívoras: se alimentan de arañas, saltamontes y larvas de escarabajo. Sin embargo, no se descarta que coman algunos frutos de arbustos.
Gracias a este descubrimiento, el número de especies de lagartijas del género Ameiva llega ahora a los 30. En el Perú, aparte de las dos nuevas especies, existen otras dos más: la A. ameiva y la A. concolor. Son parecidas externamente, pero las investigaciones genéticas confirman que son especies distintas, acota Koch.
Cabe indicar que estos ejemplares aún no han sido categorizados por organismos de conservación, pero es probable que en el futuro queden dentro de alguna categoría de riesgo, principalmente por su aislamiento geográfico.
Arriba, la A. nodam, abajo la A. aggerecusans. Todos los datos sobre su hallazgo acaban de ser publicados en la prestigiosa revista Zootaxa, con sede en Nueva Zelanda, y ya han dado la vuelta al mundo. / CLAUDIA KOCH