Para Tony Hollingsworth, un empresario militante, de lo que se trataba era de contribuir a la liberación de Mandela, prisionero del régimen racista del apartheid desde 1962, liberándolo de la etiqueta de “terrorista” con que lo estigmatizaba en particular la primera ministra británica Margaret Thatcher.
“Usted no puede salir de prisión como un terrorista, pero puede salir de prisión si es un líder negro”, explicó a la AFP en una visita a Johannesburgo.
El plan de Hollingsworth era organizar un concierto que reuniera a los más grandes y convirtiera a Mandela en un ícono del público occidental, lo que debía empujar a los gobiernos a endurecer el tono contra el régimen segregacionista de Pretoria.
Se acercó entonces al arzobispo Trevor Huddleston, presidente del Movimiento británico contra el Apartheid: “le dije a Trevor que el Congreso Nacional Africano [ANC, el partido de Mandela, prohibido por entonces] y el movimiento contra el apartheid habían llegado a su límite, que no podían ir más allá”.
“Mandela y el movimiento debían ser considerados como algo positivo, como algo que a usted le gustaría tener en su sala de estar”, era su mensaje.
Mientras Hollingsworth contactaba a los artistas, Mike Terry responsable del movimiento en Londres discutía con el ANC y los camaradas más escépticos. El propio Mandela había pedido varias veces que la lucha no se centrara en él.
Terry finalmente convenció al ANC, al tiempo que Hollingsworth lograba hacer firmar a 83 artistas, entre otros Simple Minds, Dire Straits, Sting, George Michael, Eurythmics, Eric Clapton, Whitney Houston, Stevie Wonder…
¡Tenía con qué ofrecer 11 horas de concierto!
El histórico concierto de Wembley fue retransmitido en 70 países y visto por más de la 500 millones de personas.
Algunos canales de televisión pidieron que el aspecto político fuera suavizado, pero el mensaje pasó.
El cantante estadounidense Harry Belafonte marcó la pauta, provocando una aclamación entusiasta de la multitud: “Hoy estamos aquí para rendir homenaje a un gran hombre, ¡este hombre es Nelson Mandela!”
Mandela fue liberado 19 meses después en febrero de 1990 tras haber estado preso durante 26 años. Otro concierto celebró el acontecimiento.
“La perspectiva de una inminente liberación de Nelson Mandela parecía completamente irrealista”, diría más tarde Mike Terry, quien no tiene “ninguna duda” de que el concierto en Wembley tuvo un “papel decisivo” para lograrlo.
Mandela, sin embargo, negociaba ya en secreto, desde hacía dos años, con el régimen del apartheid, al que las sanciones económicas internacionales comenzaban a debilitar.
Luego continuó las conversaciones con sus adversarios, hasta llegar a la organización de las elecciones multirraciales que lo convirtieron en el primer presidente negro de Sudáfrica, en 1994.