Ida: historias de escapes milagrosos y demoras letales

Historias de heroísmo y altruismo — y de demoras letales y oportunidades perdidas — están emergiendo luego que los restos del huracán Ida vapulearon el noreste de Estados Unidos con aguaceros récord que inundaron caminos y viviendas, matando a decenas de personas.

Días antes, Ida causó severos daños en partes de Luisiana y Mississippi tras tocar tierra como uno de los huracanes más fuertes en azotar Estados Unidos.

Seguidamente, algunas de las historias de las víctimas — y de aquellos que apenas escaparon:

QUAKERTOWN, Pensilvania.

Cuando su vehículo se llenaba de agua por la inundación en los suburbios del norte de Filadelfia el miércoles por la noche, Donald Bauer ayudó a su esposa Katherine a salir por el hueco en el parabrisas trasero.

“Mi padre empezó a empujar a mi madre hacia afuera y diciéndole que saliese”, dijo el hijo de la pareja, Darby Bauer. “Todo lo que ella recuerda de ser empujada del coche es él tocándola una última vez, gritándole que se fuese”.

Katherine Bauer se aferró a un árbol y vio las aguas crecidas arrastrar su SUV Mazda hasta que desapareció. Fue rescatada una hora después.

El cuerpo de Donald Bauer fue descubierto la mañana siguiente, aun dentro del coche.

La pareja había asistido al partido de voleibol universitario de su hija y trataba de regresar a casa en Perkiomenville en medio de la tormenta cuando su Mazda se apagó y comenzó a flotar.

Darby Bauer dijo que su padre, un chofer de autobús retirado de 65 años, “cien por ciento” salvó la vida de su madre.

“Sin su ayuda, no pienso que ella habría salido del coche”.

Donald Bauer “tenía uno de los corazones más grandes que conocimos”, dijo su hijo. “Él fue abnegado hasta su último acto”.

— Michael Rubinkam, Associated Press

ELIZABETH, Nueva Jersey

Cuatro personas murieron en esta pequeña ciudad industrial cuando las aguas del desbordado río Elizabeth irrumpieron en un edificio de apartamentos, atrapando a personas. Pero hubo también rescates salvavidas.

La madre de Greg Turner, de 87 años, lo llamó desde el edificio a las 8 pm el miércoles para decirle que el agua estaba entrando a gran velocidad al apartamento. Él acudió a toda prisa desde su casa en otra parte de la ciudad, pero las aguas le bloquearon el paso.

Turner le hizo señales a bomberos en la calle, que le dijeron: “Estamos abrumados, pero trataremos de llegar”.

Mientras, el agua siguió subiendo.

Para cuando los socorristas llegaron a la madre de Turner antes de la medianoche, el agua le llegaba al cuello. Para rescatarla, tuvieron que cortar un hueco en el piso del apartamento de arriba y sacarla por el techo.

“Ella estaba parada en el fregadero” para mantenerse por encima del agua, dijo Turner.

“Lo perdió todo”, dijo. “Voy al banco a sacar dinero para comprarle zapatos, ropa. Tenemos que comprar sus medicamentos, todo”.

— David Porter, Associated Press

NUEVA YORK

Varada contra la puerta del apartamento sotanero de su novio en Queens, Darlene Hsu pasaba trabajos para mantener la cabeza por encima del agua y gritar por ayuda.

Amigos, vecinos y el personal del edificio llamaron a los servicios de emergencia durante 40 minutos, pero no pudieron conectarse, dijo el exesposo, Dennis Hsu. Dijo que el novio de Darlene — el superintendente del edificio — llamó a un amigo policía para que ayudase y los servicios de emergencia arribaron unos 40 minutos después de eso. Para entonces, era demasiado tarde.

Dennis Hsu dice que está furioso por las demoras — furioso porque el sistema de emergencias falló y furioso por las personas que ignoraron las advertencias y requirieron rescate de caminos inundados, lo que desvió recursos de emergencias

“¿Qué hacen ustedes en la carretera? Están poniendo en peligro las vidas de otros”, dijo.

Darlene Hsu había trabajado en una compañía de administración inmobiliaria y disfrutaba solearse, artesanías y jugar con niños.

Hsu describió a su exesposa como “una persona muy amable y querida”.

— Susan Haigh, Associated Press

LAFITTE, Luisiana

Nora Indovina estaba tratando desesperadamente de encontrar alguien para evacuar a su madre antes de que Ida tocase tierra — y pensó que lo había conseguido.

“La última vez que hablamos, le dije que recogiese sus cosas porque iban a buscarla”, dijo Indovina. “Pero parece que no pudieron llegar”.

Emily Boffone, de 55 años, quedó atrapada en su casa en Laffite y murió en la inundación. Sus dos perros sobrevivieron la tormenta.

Boffone había trabajado para la oficina del sheriff en el distrito de Jefferson, primero en recaudación de impuestos y luego en registros, antes de retirarse hace cinco años.

Ella decidió quedarse en casa durante la tormenta porque su vecino también se iba a quedar y ella pensó que podía ayudar en caso de emergencia, dijo Indovina. Pero las aguas crecieron a una velocidad tal el domingo que el vecino no pudo llegar a ella.

El viernes y el sábado, Indovina había estado llamando a funcionarios, tratando de encontrar a alguien que pudiese ayudarla a evacuar. “Les dije que ella necesitaba oxígeno, por lo que estaría en problemas si se quedaba sin electricidad. Me dijeron que la sacarían”, dijo Indovina, hablando por teléfono desde su coche cuando ella y su familia viajaban de Missouri a Luisiana.

“Ella era la mejor madre del mundo”, dijo.

— Travis Loller, Associated Press

NUEVA YORK

La tormenta azotaba con fuerza y Knrishah “Nick” Ramskriet, que vivía en un apartamento en un sótano en Queens, llamó a un amigo para decirle que él y su familia se iban.

No se volvió a escuchar de él.

“Pensábamos que estaba bien. Pero mi hijo lo llamó la mañana siguiente y no pudo localizarlo”, dijo la madre de su amigo, Ahilia Arjun.

Más tarde llegó la dolorosa noticia: Nick y su madre no lograron salir del apartamento.

Él soñaba con ir a la escuela a aprender plomería u otro oficio, o quizás hacerse ingeniero, dijo Arjun.

“Nick era como un hijo para mí”, dijo.

— Bobby Caina Calvan, Associated Press

WOODBURY, Connecticut.

El sargento Brian Mohl, veterano de 26 años de la policía de Woodbury, pidió ayuda a las 3:30 am el jueves. Su vehículo había sido arrastrado por las aguas.

La policía revisó el área con buzos, helicópteros, botes y drones. Finalmente, tras el amanecer, encontraron su cuerpo en el río. Los paramédicos trataron de revivirlo, pero fue declarado muerto en el hospital.

“Su trágica muerte es un recordatorio de los peligros que corren los policías estatales y otros socorristas cada día cuando responden a emergencias y ellos merecen todo nuestro respeto”, dijo el gobernador Ned Lamont en una declaración. “El sargento Mohl sirvió al público de Connecticut con honor y dedicación y por ello tendrá nuestra gratitud y nuestro respeto eterno”.

— Pat Eaton-Robb, Associated Press


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