¿Has observado que tu hijo/a al leer cambia la secuencia de las letras dentro de las palabras? ¿Tu hijo/a es lento/a cuando lee y deletrea constantemente las palabras leídas? ¿Presenta inconsistencias gramaticales y errores ortográficos constantes?
Estas son algunas de las interrogantes que surgen cuando nos damos cuenta que nuestros hijos presentan dificultades en la lectura, a pesar que han recibido la enseñanza para desarrollarla.
La lectura es un proceso mental en el que intervienen muchas funciones cognitivas diferentes como la percepción, la atención, la memoria o el razonamiento; al leer, activamos una gran cantidad de circuitos neuronales y regiones específicas del cerebro que nos permiten reconocer las letras, combinarlas para formar palabras, asignándoles sonidos para poder pronunciarlas y así dotarlas de significado.
La dificultad más frecuente que se presenta en la adquisición de la lectura se conoce como dislexia. La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje, caracterizado por las dificultades en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras escritas, por problemas de ortografía y decodificación. Por ende, puede afectar la precisión, velocidad, fluidez y comprensión de la lectura.
Para ayudarlo, se le pueden asignar estrategias y técnicas para enfrentar sus dificultades de lectura y escritura, enseñándole diferentes habilidades que le ayuden a comprender y memorizar textos leídos.
Karim Salvador Huamán, Esp. Audición, Lenguaje y Aprendizaje y especialista de Ediciones Corefo nos brinda 10 formas de ayudar a los niños diagnosticados/as con dislexia:
1. Organiza las actividades de tu hijo/a en el hogar. Establece un horario para actividades de rutina: comidas, juegos, tareas de la escuela o del hogar, etc. Enséñale a guardar los objetos en un mismo lugar: ayúdale a recordar donde poner las cosas, recuérdaselo tantas veces sea necesario, emplea recordatorios visuales.
2. Proporciónale instrucciones sencillas y de una a la vez. Asegúrate que al dar una instrucción te entendió. Pídele que repita la instrucción. Dale tiempo para que pueda pensar.
3. Ayúdale a planificar las tareas largas. Proporciónale un horario de tareas en el que se incluyan recesos. Lee las instrucciones de las tareas junto a tu hijo/a, asegúrate que las instrucciones sean sencillas.
4. Reforzar la atención, memoria y el vocabulario. Se debe proporcionar al niño información variada, como: nombres de las calles, números telefónicos, etc. Armar rompecabezas y desarrollar juegos de mesa (memoria, dominós, ludo). Pedirle que recuerde sucesos o actividades pasadas.
5. Proporciona apoyo emocional y social a tu hijo/a. Hazle saber que comprende la naturaleza de su problema y explícale lo que debe saber acerca de sus dificultades. No lo compares con otros niños, especialmente los que no tienen dificultades. Manifiéstale que independientemente a su rendimiento escolar, confías en él /ella y crees que puede tener éxito.
6. Desígnale un lugar para trabajar. El lugar de trabajo debe tener la menor cantidad de distracciones.
7. Apóyalo para que se valore a sí mismo. Recuérdale sus aptitudes en lugar de sus dificultades. Felicítalo/a ante sus logros y minimiza sus desaciertos. Evita comentarios negativos hacia él/ella.
8. Ayúdalo a mejorar su propia imagen y la confianza en sí mismo/a. Asígnale tareas que pueda realizar con éxito, basándote en lo que tu hijo/a sabe hacer. No asumas nada, si tu hijo/a no entiende, muéstrale cómo hacerlo.
9. Ayuda a tu niño/a para que descubra otros talentos. Incentiva la práctica de deportes y/o desarrollo de las artes, música o pasatiempos.
10. Asesórate sobre la dificultad que tiene tu niño/a. Acude a especialistas y acompáñate de grupos de apoyo de familias que tengan hijos/as con las mismas dificultades que el tuyo.
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