Especialistas en Salud Mental del Seguro Social de Salud (EsSalud) advirtieron que las adicciones por ludopatía y alcoholismo van en aumento en el país.
‘Estamos ante una sociedad que incita a las personas a la búsqueda de satisfacción inmediata. Por ello, algunas personas al estar expuestos a factores externos como la presión mediática, recurren al consumo de agentes tóxicos como el alcohol o a la adopción de conductas adictivas como la ludopatía, ciberadicción, vigorexia’, afirmó Óscar Lengua Pérez, jefe del Servicio de Farmacodependencia del Hospital Nacional Edgardo Rebagliati.
La adicción es una conducta que hace proclive a una persona al consumo desmedido de sustancias químicas o a la realización de actos compulsivos basados en el apego.
‘La adicción lleva a la persona a una dependencia extrema, lo que con el tiempo podría desembocar en un deterioro aún mayor de la persona con complicaciones severas sumamente discapacitantes’, puntualizó el especialista.
El especialista afirmó que la adicción más común es el alcoholismo, seguida de la dependencia a la cocaína, al tabaco y la ludopatía, esta última en aumento.
‘Existe una mayor prevalencia de alcoholismo en la población de varones, mientras que la ludopatía y la dependencia a benzodiazepénicos, predominan en mujeres’, precisó.
El galeno señaló que algunas de las consecuencias del alcoholismo son la cirrosis, demencia alcohólica, dificultad en la concentración, atención y memoria, además del deterioro de las relaciones familiares y sociales.
El Hospital Rebagliati ofrece desde hace 40 años, tratamiento para los problemas de adicciones a través de su programa de rehabilitación.
Toda persona que acude a este programa acuerda un proyecto integrado con el equipo de profesionales para llevar a cabo un esquema de terapias para su recuperación y óptima reinserción social.
‘Dentro del programa son incluidas las psicoterapias, individual, grupal, de pareja y de familia, para facilitar el cambio se fomenta la actividad física y el contacto con la naturaleza’, enfatizó el médico.
El modelo de intervención es complejo, e implica a la familia. La duración de la primera etapa es de tres meses y se aplica todos los días. Luego la persona pasará al estadio de seguimiento.
‘En esta etapa el paciente acude una vez por semana al centro por aproximadamente dos años, en la actualidad tenemos personas que mantienen una abstinencia bastante prolongada, citando el ejemplo de un paciente con más de 25 años’, explicó.
Agregó finalmente que la mejor manera de hacer frente a un paciente con alguna dependencia química o no química es a través de la rehabilitación, donde tenga un papel importante la familia.
Vía Andina
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