Es el lugar de los amantes de la música y el teatro, imperio de los noctámbulos y refugio gay.
En el barrio londinense del Soho, Karl Marx fomentó su revolución y los ricos satisfacían sus bajas pasiones.
El problema es que ahora también quieren vivir aquí.
Arnold tiene el Soho en las venas. Por eso hace todo lo posible por evitar que el barrio continúe aburguesándose.
“Tenemos más de medio siglo siendo la zona de fertilización para algunas de las mayores bandas de pop británico de la historia. Y la forma en que van las cosas con la reurbanización de esta zona no permite que eso suceda en el futuro, y eso es muy triste, no sólo para nosotros que vivimos y trabajamos en el Soho, sino para los artistas de todo el Reino Unido”, señala Tim Arnold, músico y fundador de ‘Conervar el Soho’.
Los legendarios bares empiezan a cerrar sus puertas ahogados por alquileres por los cielos y promotores inmobiliarios que sueñan con transformar el “pueblo” en morada para las familias ricas.
Actualmente el coste medio de una vivienda en el barrio es de 1,3 millones de dólares.
La organización ‘conservar el Soho’ intenta razonar con los promotores inmobiliarios para que no estropeen el barrio, y esperan que sea catalogado como patrimonio histórico.
“A los seguidores de ‘Conservar el Soho’ les encantaría gustaría saber que esta preciada localidad no se va a convertir en algo similar al aeropuerto de Singapur”, señala Arnold.
Son conscientes de que las fuerzas del mercado hacen esta lucha cuesta arriba.
Pero los amantes del Soho, como Arnold, van a hacer todo lo posible porque su barrio no pierda el alma.