La Asamblea legislativa de Rio de Janeiro, una ciudad donde el culto al cuerpo frisa en la obsesión, acaba de aprobar en primera instancia un proyecto de ley que prohíbe la cirugía estética en perros y gatos.
La iniciativa de la diputada Graça Pereira, del pequeño partido de derecha PRTB, prohíbe las intervenciones destinadas a modificar la apariencia del animal con fines no curativos, como la caudectomia (cortar la cola de los perros); la onicectomía (ablación de las uñas de los gatos) o incluso la otectomía (corte de orejas de los perros), entre otros.
En julio de 2013, el Consejo Nacional de Medicina Veterinaria de Brasil publicó una resolución en el diario oficial estipulando que este tipo de operaciones quirúrgicas basadas en criterios estéticos era “ilegal”.
Desde entonces, los veterinarios que las practiquen corren el riesgo de perder su título profesional.
En enero, el estado de Sao Paulo prohibió el uso de animales para experimentos en la industria de cosméticos y perfumes, pero no en la de medicamentos.
Un grupo de activistas invadió un laboratorio situado en Sao Roque, a 60 km de Sao Paulo, en octubre pasado, y liberó a 200 perros, todos de raza Beagle, que servían de cobayos para tests farmacéuticos.