¿Es recomendable depilarse la zona genital? En los último años, y siguiendo tendencias del hemisferio norte, se ha producido un aumento en la práctica de la depilación total en la zona genito-anal. El vello púbico se puede quitar en distintas formas, incluyendo la cera, el rasurado con máquinas de afeitado, cremas depilatorias químicas, láser pulsado y electrólisis. A pesar de lo difundido de esta práctica, no existen recomendaciones médicas que avalen la depilación genital, por lo que solo queda sujeta a las personales. Sin embargo, es necesario aclarar que la depilación genital no está exenta de complicaciones, pudiendo aparecer molestias como: dolor e irritación local, infecciones dermatológicas y contagio de infecciones de transmisión sexual. Para prevenir estas complicaciones es necesario tomar algunas precauciones básicas: la depilación debe ser realizada con la mayor antisepsia posible, siempre utilizar dispositivos desechables o esterilizados. Esto es especialmente válido cuando se realiza en un centro de depilado donde la cera, las espátulas, ropa y/o otros artículos nunca, ya que exponen a infecciones bacterianas o virales que podrían causar verrugas genitales o Herpes. Además, se debe tener especial precaución con las quemaduras causadas por el láser o la cera. Por último, es recomendable que en caso de irritación local y signos de infección, las pacientes consulten rápidamente para ser evaluadas en forma oportuna.
¿Usar ropa interior muy pequeña trae problemas urinarios o al aparato genital? Tal como la depilación y el uso de jabones íntimos pueden causar problemas en el área genital, el uso de ropa interior pequeña se asocia a problemas ginecológicos como infecciones urinarias o vaginales. Esto se explica por la irritación que produce la ropa interior sobre los labios menores, junto con el hecho de que la misma ropa puede actuar como vector o medio de transporte para las bacterias del ano hacia la uretra o la vagina.
¿Por qué las mujeres embarazadas suelen tener infecciones urinarias frecuentes? La infección del tracto urinario es la enfermedad infecciosa más frecuente en la mujer embarazada, afectando a un 12% de la población general y hasta un 30% de las mujeres con factores de riesgo. Las formas de presentación son la bacteriuria asintomática (urocultivo positivo sin síntomas) infección urinaria baja o cistitis (con molestias, dolor o sangre al orinar, habitualmente sin fiebre), y la pielonefritis aguda (caracterizada por dolor lumbar, fiebre alta, nauseas y vómitos). La mujer embarazada presenta un riesgo aumentado de infección de tracto urinario. Este fenómeno está asociado a que la uretra en la mujer es más corta; el aumento de las proteínas, bicarbonato y azúcar en la mujer embarazada; la progesterona, hormona propia de la mujer embarazada, dilata las vías urinarias, generando ectasia y aumento del volumen residual en la vejiga. Todos estos fenómenos, sumado a la compresión de las vías urinarias por el útero, incrementan el riesgo de infección la que se traduce en un mayor riesgo de aborto, parto prematuro, disfunción renal, absceso perinefrítico y sepsis materna.
¿Tomar varias pastillas anticonceptivas tiene el mismo efecto de la píldora del día después? La anticoncepción de emergencia o también conocida como la “píldora del día después” es un método para evitar el embarazo utilizado en caso de tener relaciones sexuales no protegidas. Una mujer puede usar la anticoncepción de emergencia si: Olvidó tomar sus píldoras anticonceptivas, el condón se rompió o se salió durante el acto sexual, si se tuvo relaciones sexuales sin usar métodos anticonceptivos y en caso de violación en mujeres que no usen anticoncepción.
La anticoncepción hormonal de emergencia tendrá su mayor efecto si se toma dentro de 72 horas después de tener sexo sin protección y pierde casi por completo su efectividad si transcurren más de 5 días después del coito. Hay 2 tipos de métodos anticonceptivos de emergencia de base hormonal. El método clásico se basa en la administración de 1,5 mg de una progestina conocida como Levonorgestrel, y cuya venta requiere de receta médica. El otro método que actúa como anticoncepción de emergencia se basa en la asociación de varias píldoras anticonceptivas ingeridas de una a la vez. Este enfoque funciona, pero es menos eficaz que la “píldora del día después” y es más probable que cause reacciones adversas como náuseas y vómitos, por lo que se recomienda utilizarlo solo en caso de falta de acceso al levonorgestrel.
¿Qué cuidados hay que mantener al limpiarse, para evitar infecciones vaginales y/o urinarias? ¿Es mejor lavarse sólo con agua, o con agua y jabón? ¿Los jabones irritan y pueden provocar infecciones urinarias? En la mucosa vaginal existen diversos organismos que conforman la flora vaginal. Estos microorganismos viven de manera natural y sin causar daño en esa zona y son conformados primariamente por los lactobacilos Döderlein. Un microbioma vaginal sano mantiene un pH ácido (< 4,5) que es desfavorable para el crecimiento de patógenos comunes previniendo infecciones vaginales por bacterias (vaginosis bacteriana), infecciones por hongos u otros organismos. Sin embargo, las bacterias dañinas o un desequilibrio en las bacterias pueden causar una infección. Un cambio en la flora bacteriana normal, que puede ser debido al uso de antibióticos o desequilibrio del pH, permite a las bacterias nocivas multiplicarse. Las alteraciones hormonales, propias de las mujeres embarazadas o menopaúsicas las exponen a un elevado riesgo de contraer una infección vaginal.
Las duchas vaginales, y los desodorantes vaginales que alteran la flora vaginal, predisponen a las mujeres a desarrollar vaginosis bacteriana. El uso de jabón en la mucosa vaginal también altera la flora y por tanto, se aconseja sólo el uso de jabón neutro en la piel. Anatómicamente, la vagina está muy cerca del ano, por lo que una higiene deficiente o con una técnica inadecuada puede facilitar la aparición de infecciones vaginales. De no ser corregida las medidas higiénicas, pueden transformarse en recurrentes.
Para reducir el riesgo de infección en el área local se aconseja: orinar inmediatamente después de la actividad sexual, evitar irritantes y duchas vaginales, mantener una adecuada higiene de la región perianal (por ejemplo, siempre realizando el aseo tras defecar de adelante hacia atrás).