“Lo hiciste mal. ¿Saben qué? Me da igual que ustedes se hablen en otro idioma, pero eso es de muy mala educación. Si quieren ser educadas con el cliente, entonces hablen en inglés cuando estén en [los Estados Unidos de] América. ¡Mis hijos no comen cosas verdes, comen pimientos rojos!”, dice la mujer.
Las empleadas tratan de calmarla, pero la comensal no detiene su discurso. La situación empeora cuando le explican que pueden subsanar el error en 15 minutos.
“¡¿Quince minutos?! ¡Yo no tengo 15 minutos para que ustedes no entiendan inglés y no lo hagan bien la primera vez! ¡Tienen que hacerlo bien de entrada! El cliente siempre tiene la razón, así funciona acá”.
La mujer camina furiosa hacia la salida sin dejar de gritar. Todo parecía acabar cuando de repente choca contra la puerta de vidrio.