SCOTTSDALE, Arizona, EE.UU. (AP) — Los juegos de pretemporada podrían ser un poco desagradables este año, particularmente durante las primeras semanas.
Para las Grandes Ligas (MLB), ello sería una ventaja, no un problema.
Los juegos del próximo mes en las ligas de la Toronja en Florida y del Cactus en Arizona se usarán como campo de pruebas para los cambios de reglas propuestos en el béisbol, incluido un reloj de pitcheo, bases más grandes y límites en los desplazamientos de los peloteros de cuadro.
La idea es que los problemas principales que surjan con todo ello se resuelvan antes del 30 de marzo, cuando debe inaugurarse la temporada.
Aunque hay varias innovaciones, una se destaca sobre las demás.
“El reloj de pitcheo es por mucho el mayor cambio que viene en esta temporada”, consideró Morgan Sword. “Con sinceridad, éste es probablemente el mayor cambio que se haya hecho en el béisbol en lo que llevamos de vida”.
El reloj de pitcheo se ha probado unos años en el nivel de las ligas menores. Los lanzadores tendrán 15 segundos para hacer el pitcheo cuando no haya corredores en las almohadillas y 20 segundos cuando sí haya embasados. Habrá 30 segundos entre cada turno de bateo y 2:15 minutos entre cada inning.
Los encuentros de las mayores promediaron una duración de 3:04 horas la temporada anterior, luego de la adopción del dispositivo electrónico PitchCom para que los receptores enviaran señales a los lanzadores. En 2021, el promedio fue de 3:10 horas, una duración récord.
Sword dijo que los estudios de MLB sugieren que los fanáticos prefieren los juegos que duran alrededor de 2:30 horas.
El efecto del reloj de pitcheo en los juegos de ligas menores fue sustancial en 2022. Los duelos donde se empleó fueron en promedio 25 minutos más cortos.
“Los fanáticos quieren un ritmo más ágil”, comentó Sword.
Añadió que los umpires estarán más atentos a los balks. Algunos lanzadores, particularmente los relevistas, tienen estilos heterodoxos para realizar sus pitcheos, sin detenerse totalmente antes.
Técnicamente, eso es un balk, pero los umpires solían pasar por alto esas situaciones.
Un alto total, sin movimiento, será ahora más significativo. El operador del reloj lo apagará una vez que comience el movimiento del pitcher hacia el plato.
Los balks aumentaron a 924 durante la campaña de 1988, cuando se puso énfasis en sancionarlos, luego que habían alcanzado 356 en el año previo.
Declinaron a 407 en 1989 y a 288 en 1990. El total ha quedado por debajo de los 200 cada año desde 1989 y fue de 122 el año pasado.