MADRID, 28 (EUROPA PRESS)
"Uno de los aspectos que trata de transmitir la película es cómo hay veces que ese pensamiento racional no es suficiente. Hay además un desapego que tenemos por los políticos y las decisiones que toman. Para que la democracia funcione hay que invertir antes en informar y educar, si no, los resultados, con gente sin educación y gente no informada, no van a ser satisfactorios", ha señalado en una entrevista con Europa Press el director premiado en Cannes.
En 'R.M.N.', que pasó por el Festival de Cine de San Sebastián, Mungiu muestra el día a día en un pueblo multiétnico de Transilvania al que regresa un trabajador que había salido para ganar más dinero. A su vuelta, deberá afrontar las diferentes relaciones con su familia y sentimentales que había dejado abiertas, en medio de un clima creciente de tensión entre los habitantes.
"En un grupo, no siempre la mayoría tiene la razón y cuando tienes unas convicciones hay que defenderlas, pero es difícil y hay que animar a la gente a que crea y siga sus principios. Si hay un diálogo sincero puede haber esperanza", ha resaltado, recordando que la cinta "también habla de este sentimiento del individualismo frente al grupo que muchas veces te come".
"A veces se sigue la opinión del grupo en vez de defender los propios principios. Es fácil perderse dentro del grupo y hay que luchar para seguir defendiendo nuestras posiciones y nuestro pensamiento", ha añadido el cineasta rumano.
En 'R.M.N', la xenofobia es uno de los temas principales, algo que preocupa a Mungiu. "No está superado y está claro que hay que hablar sobre ello y abordar el tema para buscar posibles soluciones. Vivimos en un mundo en el que hay tantas noticias catastrofistas (cambio climático, se van a acabar los recursos naturales...) que provoca una ansiedad y un miedo al diferente", ha alertado.
"De todos estos problemas que se generan, siempre el ser humano piensa que la culpa es del resto. El mundo también tiene que mirarse en el espejo y pensar qué parte de culpa tiene en los problemas que surgen, no se puede echar la culpa siempre al de enfrente. El único camino es tener claro qué valores queremos transmitir a las nuevas generaciones para que tengan más generosidad y empatía", ha añadido.
Esta película puede entenderse como una alegoría de los movimientos populistas que están surgiendo en Europa y que muestran en la mayoría de los casos rechazo a la inmigración. "Pretendía que esta historia, que está situada en una localidad pequeña y rural, hablara de lo que pasa en el mundo y del estado del mundo ahora mismo", ha indicado el cineasta.
"También de cómo la gente experimenta estos valores europeos maravillosos y que a veces vemos que hay una distancia entre estos valores maravillosos en los que creemos y cómo viajan y cómo llegan y son vistos en comunidades pequeñas y con unas tradiciones fuertes", ha lamentado.
"En Rumanía tenemos uno de los mayores grados de aceptación dentro de la UE y si se hiciera una encuesta todo el mundo diría que les encanta estar. Pero como muestra la película, no siempre las personas son así de racionales y, de alguna manera, todos quieren y aceptan los beneficios que trae, pero los cambios siempre vienen con cosas que igual no son tan buenas", ha concluido, para rematar con un "se trata de aceptar todo el paquete" en relación con la pertenencia a la comunidad europea.