El bateo de los Filis se fue extinguiendo en Serie Mundial

Los Astros ganaron la Serie Mundial en el sexto partido

HOUSTON (AP) — Kyle Schwarber fue de un tremendo batazo a un desesperado y fallido intento de toque.

Uno de los toleteros más temibles de los Filis de Filadelfia bateó un globito de foul en un intento de toque de bola con dos strikes, en momentos en que su equipo estaba a un inning de la eliminación.

El ponche resultante fue bochornoso y más significativo que el tercer jonrón de Schwarber en la Serie Mundial, el cual dio una ventaja fugaz a Filadelfia.

Luego de tomar la ventaja por 2-1 en el Clásico de Otoño, los Filis perdieron tres duelos en fila. El último fue por 4-1 el sábado, y significó la coronación de los Astros de Houston en seis encuentros.

Tras convertirse en el único equipo que ha avanzado a la Serie Mundial luego de colarse en los playoffs como tercero de su división, Filadelfia no pudo seguir asombrando con lo que hubiera sido su primera corona desde 2008.

“Nos metimos en una sequía en el peor momento”, reconoció Rob Thomson, quien no pudo unirse a Bob Lemon y a Jack McKeon como los managers que han tomado las riendas de un equipo a la mitad de una campaña y que han terminado ganando el cetro. “Hay que darle el mérito al pitcheo de ellos”.

Filadelfia bateó para .101 (de 89-9) con 38 ponches y tres extrabases en las tres derrotas seguidas, que incluyeron un juego combinado sin hit, el cuarto, y uno de apenas tres inatrapables, el sexto.

Filadelfia tuvo un promedio de .163 en toda la serie.

Rhys Hoskins conectó para .120 (de 25-3), con una empujada, J.T. Realmuto para .167 (de 24-4) con tres impulsadas y Bryce Harper para .200 (de 20-4) con dos producidas. Nick Castellanos cayó a .125 (de 24-3) con una remolcada, cuando conectó un elevado de foul que significó el último out.

Schwarber fue el mejor, con .250 (de 20-5) con cuatro empujadas.

Los 71 ponches de Filadelfia en los seis juegos fueron un récord de la Serie Mundial, superando la marca establecida por Arizona en una serie de siete juegos, la de 2001 ante los Yanquis de Nueva York, e igualando la establecida por Tampa Bay frente a los Dodgers de Los Ángeles hace un par de años.

Llegar a la Serie Mundial fue una sorpresa por parte de los Filis, que tenían una foja de 22-29 el 3 de junio, cuando Thomson reemplazó al manager despedido Joe Girardi. Fueron el duodécimo y último club en asegurar un pasaje en los playoffs ampliados.

Con el formato anterior, habrían estado mirando la postemporada por TV.

Tras finalizar la campaña regular con un registro de 87-75, Filadelfia barrió en dos juegos a San Luis, el monarca de la División Central de la Liga Nacional en la nueva serie de comodines. Sorprendió al eliminar a Atlanta, campeón de la Serie Mundial anterior y de la División Este, en cuatro juegos de la ronda siguiente.

Y en la Serie de Campeonato del Viejo Circuito, los Filis derrotaron a San Diego, otro comodín, tras cinco juegos.

“Esto es sostenible, este tipo de ambiente y equipo ganadores”, dijo Thomson. “Ellos han logrado mucho. Aun así es decepcionante. Les dije después del juego: ‘Chicos, no tienen nada de qué avergonzarse. No necesitan agachar la cabeza ante nadie’”.

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