Migrantes que fueron baleados siguen presos en EEUU

AUSTIN, Texas, EE.UU. (AP) — Un migrante está muerto, otra está herida y al menos siete languidecen en centros de detención tres semanas después de que dos hermanos supuestamente les dispararon en el desierto de Texas, pensando que eran jabalíes, según dijeron.

Los imputados, Michael y Mark Sheppard, de 60 años, dos hermanos mellizos que trabajaron con las fuerzas policiales locales, sin embargo, fueron liberados inicialmente tras el pago de una fianza de medio millón de dólares. Se los acusa de homicidio involuntario.

El episodio causó conmoción entre los sobrevivientes y activistas, que dicen que su detención viola directivas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (conocido por sus siglas en inglés, ICE) según las cuales se debe tomar en cuenta el hecho de que los migrantes fueron víctimas de un delito que cooperaron con las autoridades al decidirse si se los libera o no.

“Es un crimen de odio que se produjo inmediatamente después de que ingresaron a Estados Unidos”, expresó Zoe Bowman, abogada del Las Americas Immigrant Advocacy Center (Centro de Defensa del Inmigrante Las Américas), que representa a los siete detenidos.

Michael Sheppard, quien fue director del penal West Texas Detention Facility, donde fue acusado de abusos, y su hermano Mark, quien trabajó en la oficina del sheriff del Hudspeth County, fueron detenidos nuevamente hace poco y acusados de agresión con agravantes, usando un arma letal, en conexión con el incidente del 27 de septiembre.

La oficina del sheriff no dijo dónde estaban siendo retenidos ni por qué en un primer momento se los dejó en libertad condicional. El tema está siendo investigado por los Rangers de Texas, una unidad del Departamento de Seguridad Pública del estado.

Los migrantes que cruzan la frontera entre México y Estados Unidos a menudo son víctimas de delitos como tráfico humano. La mayoría de estos delitos, no obstante, se producen del lado mexicano de la frontera. Un episodio como este, que no deja lugar a dudas, en el que los migrantes son víctimas de un delito muy publicitado en suelo estadounidense y se radican cargos contra personas específicas, puede ofrecer un inusual ejemplo de un caso en el que se brinda protección mediante una visa a migrantes que son víctimas de un delito”, declaró Bowman.

Sin embargo, y a pesar de una directiva del ICE de agosto del 2021 que alienta la liberación de víctimas de delitos mientras se procesan sus pedidos de visas, estos migrantes siguen detenidos, afirmó Bowman.

Seis de ellos se encuentran en el Centro de Procesamiento de El Paso (un centro de detención del ICE) y el séptimo está bajo la custodia del Servicio de Marshals y se espera que sea transferido a la West Texas Detention Facility, el problemático centro de detención que dirigió alguna vez Michael Sheppard.

“Da la impresión de que no dan prioridad a las necesidades de esta gente al disponer su detención”, manifestó Bowman.

Funcionarios del ICE no respondieron a llamadas telefónicas e emails en busca de comentarios.

Los migrantes dijeron a las autoridades que estaban tomando agua en un estanque de Sierra Blanca, al sur de El Paso, en el caluroso Desierto de Chihuahua, cuando dos individuos --identificados en los tribunales como los hermanos Sheppard-- llegaron en una camioneta. Los migrantes dijeron que ellos trataron de esconderse.

Mark Sheppard declaró a los investigadores que él y su hermano estaban cazando y que pensaron que habían visto una jabalina (jabalí hembra). Por ello abrieron fuego.

“Mark Sheppard nos dijo que usó binoculares y que vio un ‘trasero negro’ y pensó que era una jabalina”, dice un informe presentado ante los tribunales.

Los migrantes, en cambio, dijeron a las autoridades que los individuos de la camioneta les gritaron y los insultaron en español, provocándolos para que saliesen de sus escondites, y apretaron el acelerador mientras retrocedían. Cuando los migrantes salieron de su escondite, el conductor, exaltado, se bajó del vehículo y les disparó dos veces.

Jesús Iván Sepúlveda recibió un disparo y falleció. Brenda Berenice Casias Carrillo fue alcanzada en el estómago y está grave.

Silvia Carrillo, tía de la mujer herida, declaró a la Associated Press que su sobrina le había dicho vía WhatsApp que el grupo estaba iniciando un agotador cruce del desierto desde México y estaban apagando sus teléfonos celulares. Cuando volvieron a conversar dos días después, Casias le dijo que les habían disparado y que ella estaba herida y pensaba que se podía morir.

Carrillo le dijo a su sobrina que llamase al 911 para pedir ayuda. El grupo de 13 migrantes incluía a dos hijos de Carrillo, otra sobrina y un yerno. Casias le dijo que estaban todos bien, pero que otra persona que iba con ellos (Sepúlveda, un hombre de 27 años de Durango) había fallecido.

“Sentí que me moría. Estaba desesperada y pensé lo peor”, manifestó Carrillo.

Cuando las autoridades llegaron respondiendo a la llamada al 911, Casias fue llevada a un hospital y los otros sobrevivientes fueron interrogados por funcionarios federales y del servicio de inmigración.

Su testimonio dio lugar al arresto de los hermanos Sheppard.

Acto seguido, los testigos fueron puestos bajo la custodia del ICE.

El 7 de octubre, Carrillo dijo que había hablado nuevamente con Casias, esta vez desde el hospital. Su sobrina parecía débil, aunque dijo que estaba mejorando y que debía someterse a otra operación.

Casias se encuentra estable y mejora. Tiene cierta protección legal, según dijo el martes su abogada, Marysol Castro, de los Servicios Diocesanos para Migrantes y Refugiados de El Paso. No quiso entrar en detalles porque Casio teme por su seguridad desde que se enteró de que los hermanos Sheppard habían sido liberados.

Bowman indicó que busca visas para migrantes que son víctimas de delitos y que el procedimiento podría tomar meses.

También solicitó, sin éxito hasta ahora, que los migrantes sean liberados y ubicados con patrocinadores. Esa decisión queda a discreción del ICE.

John Sandweg, abogado que fue director del ICE durante el gobierno de Barack Obama, dijo que el hecho de que los migrantes son testigos de un delito puede empujar a las autoridades a mantenerlos bajo custodia, para que estén a mano cuando tengan que declarar en el juicio.

Admitió, no obstante, que “no hay una buena razón” para que sigan detenidos.

“La realidad es que estudio, tras estudio, tras estudio y la propia información del ICE indican que las alternativas a la detención funcionan”, expresó Sandweg, quien sostuvo que el sistema “necesita urgentemente una reforma”.

Carrillo, mientras tanto, dijo que ella y los familiares de los otros sobrevivientes esperan saber qué sucederá con sus seres queridos en el país donde buscaban una vida mejor y exigió que los imputados sean juzgados.

“Quiero que se haga justicia con mi sobrina y con Jesús, el hombre que murió”, afirmó Carrillo.

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Jake Bleiberg (desde Dallas) y Paul Weber (Austin, Texas) colaboraron en este despacho.

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