MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
Decenas de miles de personas han tenido que abandonar sus hogares, mientras que los expertos estiman que la superficie de cosecha destruidas supera el millón de hectáreas.
El director para África occidental del Programa Mundial de Alimentos, Chris Nikoi, ha advertido de que las familias ya estaban "al límite" por las situaciones de conflicto, el desplome económico derivado de la pandemia de COVID-19 y el aumento drástico de los precios de productos básicos. Ahora, las inundaciones "actúan como un multiplicador de la miseria", convirtiéndose en "la última gota para comunidades que ya apenas pueden estar a flote".
La concatenación de crisis ha dejado en la estación de escasez, entre junio y agosto, a 43 millones de personas con graves problemas alimentarios y el PMA teme que la situación empeore en los próximos meses. Las previsiones meteorológicas anticipan un nivel de precipitaciones en la zona occidental del continente.
"Fortalecer la resiliencia y promover la adaptación climática es esencial para anticiparse a los problemas climáticos, restaurar los ecosistemas degradados y proteger a las comunidades vulnerables frente al impacto de climas extremos", ha explicado Nikoi, cuya agencia ya ha lanzado medidas de emergencia en varios países de la región.