Médico que trabajó en Mariúpol vuelve al frente en Ucrania

JÁRKIV, Ucrania (AP) — Durante 22 días, Serhiy Chornobryvets apenas durmió y rara vez se quitó su uniforme rojo de paramédico. Día y noche corría por su ciudad natal de Mariúpol, rescatando a los heridos por las bombas y proyectiles rusos que azotaban esta urbe del sur de Ucrania.

Cuando por fin escapó de Mariúpol —cuyos habitantes soportaron algunos de los peores sufrimientos de la guerra durante un asedio de casi tres meses— siguió sin descansar. En lugar de ello, se unió a una organización que envía médicos a las líneas del frente en el este de Ucrania, donde actualmente se concentran los combates.

“Yo antes de Mariúpol y yo después de lo que ocurrió: Son dos personas distintas”, dijo el hombre lozano y delgado de 24 años durante una entrevista reciente con The Associated Press en Járkiv, otra ciudad que ha soportado intensos bombardeos.

“Si no hubiera sobrevivido a Mariúpol, no habría ido a trabajar como paramédico ahora. No habría tenido suficiente valor”, explicó Chornobryvets, al que simplemente llaman “Mariúpol” en el campo de batalla y ahora porta un parche que lleva el símbolo de la ciudad portuaria, un ancla amarilla, en su uniforme de camuflaje.

De hecho, no podía ver otra forma de hallarle un sentido a los horrores de los que fue testigo en un sitio que se convirtió en un símbolo mundial de la resistencia ucraniana a la invasión rusa. Los habitantes sufrieron un bombardeo incesante, muchos de ellos atrapados sin alimentos, agua, calefacción ni electricidad.

“Fue como regresar a la Edad de Piedra”, dijo Chornobryvets. “Había saqueos, caída constante de proyectiles, aviones, bombardeos aéreos. La gente a nuestro alrededor estaba enloqueciendo, pero nosotros seguimos con nuestro trabajo”.

Aunque muchos se ocultaron en sótanos o refugios antibombas, Chornobryvets dijo que él nunca lo hizo. Permaneció en la superficie para atender a los heridos, todo ello mientras ponía en riesgo su vida. Finalmente huyó el 18 de marzo —su cumpleaños_, todavía vestido con su unforme rojo de paramédico.

Sus labores incesantes fueron elogiadas públicamente por el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy, cuando el gobernante aceptó un premio en mayo que le otorgó el Atlantic Council, un centro de investigación con sede en Washington, a nombre del pueblo ucraniano.

Chornobryvets dijo que su nuevo trabajo en el frente y lo que hizo en Mariúpol son casi idénticos: “Las mismas heridas, sólo que ahora estoy portando un uniforme distinto”.

En tomas captadas en julio, es posible verlo a él y a sus colegas médicos corriendo hacia un soldado alcanzado por fuego ruso. Apretaron un torniquete alrededor del muslo derecho del hombre, y luego atendieron cuidadosamente heridas enormes en un brazo y una pierna, en las que el hueso había quedado expuesto.

Le falta un año en la universidad para terminar su carrera, pero se resiste a hacer planes para el futuro. Se ha comprometido a permanecer en el campo de batalla hasta que la guerra se gane.

“La medicina es mi vida, y mi deber es salvar gente”, dijo Chornobryvets.

Sueña con volver un día a Mariúpol, que cayó ante los rusos en mayo, pero trata de no pensar mucho en ello porque es muy doloroso.

“Mi alma se tranquilizará cuando entre a Mariúpol y la bandera ucraniana esté ondeando sobre ella”, manifestó.

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Los periodistas de The Associated Press Vasilisa Stepnenko y Evgeniy Maloletka contribuyeron desde Járkiv.

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