Huasos reciben bendición en Santuario Nacional de Maipu

SANTIAGO (AP) — Con los Andes cubiertos de nieve en el fondo, docenas de huasos con ponchos de lana y sus familias en carretas de madera tiradas por caballos hicieron fila el sábado para recibir la bendición en la enorme explanada frente al Santuario Nacional de Maipú.

“Vengo todos los años para cumplir con una manda”, dijo Joshua Contreras, de 30 años, montado en un caballo negro, Lola. Contreras llevaba todos sus arreos de huaso (jinete), incluidas unas espuelas largas extra y estribos cerrados de madera tallada.

El gigantesco santuario fue construido en las afueras de Santiago en la década de 1970 en el lugar donde fue erigida una capilla para celebrar la victoria de Chile en su guerra de independencia a principios del siglo XIX. Está dedicado a la Virgen del Carmen, patrona del país, cuyo día de fiesta es el 16 de julio.

Muchas carretas estaban adornadas con las banderas chilena y del Vaticano. Varios de los jinetes, como Contreras, pertenecían a un grupo llamado Cuasimodo, que tradicionalmente lleva a caballo la Comunión a los enfermos y confinados en sus casas un domingo en abril.

La celebración de julio, que también incluye misas y danzas tradicionales afuera del santuario, ha sobrevivido varios confinamientos por el COVID-19, fuertes escándalos al interior de la iglesia católica en el país y protestas multitudinarias en 2019. En una movilización fue incendiada una estación del metro en la misma calle en la que se encuentra la estructura.

En un sábado soleado del invierno austral, Carlos Ortiz trajo a su esposa y beba para ver a los danzantes del grupo “en brazos de María” que llevaba botas y centelleantes vestimentas.

“Es muy importante, porque uno lo quiere traspasar a su familia, para que no se pierda la cultura”, dijo Ortiz, de 40 años, quien participó de los 10 a los 30 años en un grupo similar como manda para la Virgen.

Este año aprovechó un viaje de negocios desde su nuevo hogar, en Bakersfield, California, para asistir a la celebración.

Javiera Astorga y su novio solo viajaron unos 32 kilómetros (20 millas) desde una localidad cercana para honrar a la virgen. Llegaron en una carreta tirada por un caballo que normalmente es utilizada para transportar desechos de la construcción hasta un vertedero de escombro.

Ordinariamente no van a la iglesia, “pero uno viene a ver la Virgen, es una tradición”, dijo Astorga.

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The Associated Press recibe asistencia para su cobertura de asuntos religiosos mediante su colaboración con The Conversation US, con financiación de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable del contenido.

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