MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
"Las personas que recibieron estos fármacos desarrollaron una mejor cognición y realmente mejoraron en su diagnóstico clínico. En comparación con los que no tomaron estos fármacos, pasaron de la enfermedad de Alzheimer a un deterioro cognitivo leve o de un deterioro cognitivo leve a uno normal", explica Huntington Potter, autor principal del estudio, que se ha publicado en la revista científica 'Alzheimer's Research & Therapy'.
Los fármacos, el antidepresivo imipramina y el antipsicótico olanzapina, ya están aprobados. Y como la depresión y la psicosis son comunes en los enfermos de Alzheimer, muchos pacientes toman otros medicamentos para estos problemas, lo que proporciona una amplia población de control para que los científicos evalúen los efectos.
El equipo de investigación buscaba fármacos que bloquearan el efecto de la proteína apolipoproteína E4 o APOE4, codificada por una variante genética que, cuando se hereda, confiere el mayor riesgo de desarrollar Alzheimer de inicio tardío.
"Adoptamos un enfoque único al dirigirnos a la APOE4 porque los objetivos habituales de los fármacos, la beta-amiloide y la tau, no han producido un fármaco convincentemente eficaz para las personas con EA a pesar de décadas de trabajo", apunta Johnson.
Los investigadores examinaron 595 compuestos de una biblioteca de fármacos de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos e identificaron varios compuestos que bloqueaban específicamente el efecto de APOE4 en la formación de amiloide de Alzheimer.
A continuación, se preguntaron qué ocurría cuando a alguien se le prescribían estos fármacos para indicaciones normales pero resultaba ser un paciente de Alzheimer. Fue entonces cuando descubrieron que los pacientes psiquiátricos con EA que usaban imipramina y olanzapina mostraban una mejora significativa de los síntomas de la EA.
"Lo único que tienen en común estos fármacos es que bloquean el efecto catalizador de la APOE4 en la formación de amiloides en el cerebro", resaltan los investigadores, refiriéndose a las proteínas que forman cúmulos e interrumpen la función celular en la EA.
Sus análisis muestran que, en comparación con las poblaciones de control, los sujetos que tomaban imipramina u olanzapina presentaban una mejora de la cognición y de los diagnósticos, que son medidas clínicas directas de la gravedad de la enfermedad.
"En particular, en nuestro cribado de fármacos, descubrimos que la imipramina y la olanzapina inhibían fuertemente la fibrilación de AB (beta amiloide) catalizada por la apoE4, mientras que ninguno de los otros antidepresivos o antipsicóticos cuyo uso se informó en la base de datos del NACC tenía tal actividad y ninguno mostró beneficio alguno para los pacientes con EA", detallan.
Los investigadores advierten, no obstanet, de que el estudio era retrospectivo, lo que significa que hicieron el descubrimiento mientras analizaban datos recogidos con otro fin. El siguiente paso sería probar la imipramina, que tiene menos efectos secundarios que la olanzapina, en un modelo de roedor y, si tiene éxito, realizar un ensayo clínico.