BEIRUT (AP) — Escuelas, universidades y muchas tiendas cerraron el jueves en Líbano, donde una huelga general de los sindicatos industriales y del transporte paralizó la nación agobiada por la crisis.
Manifestantes bloquearon las rutas principales, así como calles dentro de ciudades y poblaciones menores a partir de las 5 de la mañana en protesta por el aumento alarmante del precio de los combustibles al desaparecer los subsidios del gobierno. Taxistas y camioneros bloquearon rutas, y en Beirut, la capital, se colocaron enormes contenedores de basura y vehículos en las calles.
El llamado “día de furia” debía durar 12 horas, pero aparentemente perdió fuerza al comenzar la tarde. Las manifestaciones fueron pequeñas.
La libra libanesa sigue cayendo frente al dólar. Un 80% de la población vive en la pobreza dado que la libra ha perdido más del 90% de su valor en los últimos dos años. Llenar un tanque de gasolina cuesta más que el salario mínimo mensual.
La clase dominante, que ha provocado el colapso de la economía, se ha mostrado poco dispuesta a aplicar reformas y no ha hecho casi nada para levantar al país tras décadas de corrupción y desgobierno.
“La evidente indiferencia de los gobernantes libaneses al sufrimiento de la población en medio de una de las peores crisis económicas de los tiempos modernos es rayana en lo criminal”, dijo Aya Majzoub, investigadora sobre Líbano en Human Rights Watch.
En su informe mundial para 2022, HRW dijo que las “autoridades libanesas corruptas e incompetentes han hundido deliberadamente el país en una de las crisis económicas más graves de los tiempos modernos, haciendo gala de desdén por los derechos de la población”.
Majzoub pidió a la comunidad internacional que use “todas las herramientas de que dispone para presionar a los políticos libaneses a fin de que apliquen las reformas necesarias para sacar al Líbano de esta crisis”.