Perú decidió el domingo entregar el cadáver de Abimael Guzmán, líder histórico y fundador del grupo terrorista Sendero Luminoso, a sus familiares para así cumplir con la ley, pero aún no se sabe cuándo, ni si será enterrado o cremado.
La fiscalía indicó en un comunicado que el cadáver de Guzmán, que murió la víspera a los 86 años, será entregado “a familiares directos”. Se desconoce quién lo recibirá. Su esposa Elena Iparraguirre está presa a perpetuidad por asesinato y la pareja no tiene hijos.
Las autoridades temen que, si Guzmán es enterrado, su tumba podría generar una especie de culto entre sus seguidores. En 2018 el gobierno destruyó un mausoleo en un cementerio del norte de Lima en el que se había anunciado que Guzmán sería enterrado al morir.
En la necropsia se determinó que Guzmán murió de “neumonía bilateral causada por un agente patológico”. Se desempeñó como profesor de filosofía en la universidad nacional San Cristóbal de Huamanga, y posteriormente encabezó al único grupo maoísta de Latinoamérica. En 1980 inició una lucha para tomar el poder que dejó miles de muertos, la mayoría indígenas de los Andes y la Amazonía.
Las autoridades reconocieron la víspera que no existía un protocolo para el manejo de los cadáveres en casos tan controversiales como el de Guzmán. El ministro de Justicia, Aníbal Torres, indicó a la televisora local N que el gobierno podría sugerir que el cuerpo sea “incinerado y, si es posible, que sus cenizas sean esparcidas en el mar, a fin de que nadie pueda tener un recuerdo de este personaje”.
Benedicto Jiménez, un abogado y coronel retirado de la policía que dirigió la captura de Guzmán en 1992, dijo el domingo a la prensa que Perú “nunca se puso a pensar qué hacer con el cadáver en caso que muera en prisión un alto dirigente de Sendero Luminoso para evitar el martirologio”.
Recordó que la ley indica que el cuerpo debe entregarse a los familiares y en caso que no los tenga debe ir a una fosa común.
“Deben transparentarse las cosas”, así el país se evitará problemas, dijo Jiménez tras salir de una misa en la catedral de Lima, donde asistió junto a 34 agentes de un grupo policial de inteligencia con los que atrapó a Guzmán en una casa de la capital peruana el 12 de septiembre de 1992. El operativo estuvo respaldado por Estados Unidos.
Sebastián Chávez, abogado de Guzmán, comentó a The Associated Press que la ley indica que el cadáver debe ser entregado a su esposa, que también era miembro de Sendero Luminoso. La fiscalía dijo más tarde que una mujer llamada Iris Quiñonez pidió formalmente la entrega del cuerpo de Guzmán, ya que dijo “tener un poder escrito otorgado” por Iparraguirre. Las autoridades evaluarán dicha afirmación.
Se desconoce si Iparraguirre pedirá enterrar o cremar los restos de su marido. Guzmán e Iparraguirre —una maestra de educación inicial— vivían en el segundo piso de una casa fachada en la que en la primera planta habitaba una bailarina de ballet.
Guzmán murió a las 6:40 de la mañana del sábado en una cárcel militar. Sufría de psoriasis, una enfermedad dermatológica que enrojece y agrieta la piel. La policía sabía de esta dolencia desde antes de su captura porque los investigadores que seguían sus pasos hallaron cajas de pastillas para tratarla en las bolsas de basura de la vivienda donde se ocultaba.
El acta del levantamiento de su cadáver elaborada por la fiscalía indicó que le encontraron echado en su cama. Tenía la barba crecida y vestía una chaqueta beige, pantalón color plomo, medias azules y un pañal desechable. En el dedo anular de la mano derecha tenía su anillo dorado de matrimonio. Guzmán e Iparraguirre se casaron en 2010, dos años después de que ambos fueran condenados a cadena perpetua por ordenar asesinar a 69 campesinos en la aldea Santiago de Lucanamarca en 1983.
Por ahora el cadáver de Guzmán permanece en la morgue de la provincia costera de El Callao, cercana a la cárcel donde falleció.
El gobierno peruano advirtió la víspera que cualquier intento de rendir homenaje al fundador de Sendero Luminoso o realizar movilizaciones en su memoria será considerado delito de apología al terrorismo, el cual está penado con cuatro años de cárcel.
Sendero Luminoso inició su lucha en la región andina Ayacucho. Una comisión de la verdad que estudió el conflicto armado interno indicó que el enfrentamiento entre los senderistas contra las fuerzas de seguridad dejó casi 70.000 muertos.