’De Punta Negra a Galápagos’, por Zoë Massey

POR ZOË MASSEY – Fotógrafa – @ZoePix

Las Islas Galápagos son una reserva de vida que se encuentra a 1.964 kilómetros de Lima, frente a las costas de Ecuador, claro, si pudiéramos ir en línea recta. Quédate con esta idea en mente un rato. Fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por Unesco en 1978.

La playa Punta Negra queda en el Km 47 de la Panamericana Sur. Un distrito pequeño de unos 7.500 habitantes al lado del mar. Un distrito aún libre de edificios, de caos vehicular, pero también con un aire de algo de abandono.

¿Qué tienen en común Punta Negra y Galápagos? Pues a Marco Munar y una nefasta cadena: las corrientes marinas de este litoral llegan hasta Galápagos. Esa basurita que tiraste al mar de Punta Negra, esa tonelada que un municipio irresponsable vertió a un río que luego desemboca en el mar, ese desmonte que tiraste al cauce del huaico, todo eso puede emprender un viaje marino y llegar a Galápagos en una ruta asesina de 1.964 kilómetros, si fuera en línea recta.

Es aquí que un sueño de Marco Munar, chef formado justamente en las Galápagos en el cambio de medio ambiente marino, se convierte en un proyecto de vida. Con él están Alberto Ballón Landa, licenciado en Ciencias Ecológicas con especializaciones en Derecho Pesquero y Educación Socioconstructivista; Roger Manay, biólogo, magister en Ciencias del Mar de la Cayetano Heredia con especialidad en cambio climatico; Gabriel Arcaya, biólogo osteólogo; José Mendoza, artista plástico; Kathy Bravo, Max Pumarayme, Ricardo Baraibar y Gonzalo Tello, que con mucho hacer y no solo decir, formaron RedMarina hace cinco años.

Ellos tienen como meta a corto plazo lograr que Punta Negra sea un modelo de eco-convivencia marina costera. Un modelo que se pueda replicar en costa, sierra y selva del Perú. Evitar que la basura entre en la corriente marina y alcance las Galápagos. Y para esto su objetivo es cambiar hábitos, la forma de habitar las playas y aprovechar sosteniblemente todos los servicios que nos brindan.

Son constantes activistas no solo en redes sociales, sino en el mundo real. Hacen campañas, van desde el lado municipal tratando de hacer que las cosas funcionen, limpian playas… El día que conversé con Marco, RedMarina venía justo de hacer limpieza en El Huayco de Punta Negra, donde la gente tira basura y desmonte, que luego con las lluvias se activa y llega al mar. Pasa cada año, con más fuerza en cada Fenómeno del Niño. Es una chamba constante, es educación, interés real de las autoridades pero también de nosotros como ciudadanos, que tenemos el poder de cambiar las cosas, ¿por qué no lo usamos?

Uno de los trabajos importantes de RedMarina es el de gestionar entre vecinos y el municipio un área de conservación ambiental en la playa El Revés, donde habitan más de 30 especies de aves, entre residentes y migratorias. Allí anida en la arena el ostrero americano. Y allí van algunos a manejar moto o hacer paramotor sin importarles hacer tremenda bulla que espanta a las aves). Es un lugar hermoso en Lima Metropolitana y apuesto que ni sabías que tenía tanta vida.

Hoy RedMarina está de cabeza en una campaña que ha llamado la atención de varios medios: la Campaña CTM. Es un mensaje claro y directo: Recoge tu Basura CTM. ¿Qué? ¿Te incomodaste? Lee bien: Recoge tu Basura, Cuida Tu Mundo. Así, han llevado acción a la playa: carteles, mensajes, apoyo municipal por si las moscas ofendidas, y da gusto ver cómo varios sin saber de dónde viene el mensaje lo están compartiendo en redes.

Porque sí pues, ya basta. ¿En serio a una persona adulta hay que recordarle que la playa no es su basurero? ¿No te da roche irte y dejar basura atrás tuyo? ¿No te importa que mañana venga un niño a jugar en la arena y se tope con un pucho, un pañal enterrado o una botella de chela rota? Vamos, no creo que lleves a tu familia a jugar al relleno sanitario. Vamos, CTM, suma.

Entra a la red

Busca y sigue las actividades de RedMarina en su fanpage: www.facebook.com/Redmarinared/. También puedes ver su trabajo en la playa El Revés de Punta Negra.

Entrevista

Nuestro litoral es un hermoso basural, ¿de quién es la responsabilidad?

Actualmente muchas zonas se encuentran degradadas por los residuos sólidos y las aguas servidas. Es doloroso ver a la población que contamina sin ningún tipo de responsabilidad moral.

El desconocimiento de nuestra fauna marina es sorprendente, tomando en cuenta que vivimos junto al mar. ¿Cómo cambiar esto?

Tenemos unos de los cuatro ecosistemas de borde oriental del planeta, con mayor productividad en términos de pesca, mucha biodiversidad, y sin embargo lo ignoramos.

Desconocemos que somos uno de los cuatro únicos países con un fenómeno como el de Humboldt. El gran ecosistema de Humboldt, caracterizado por corrientes superficiales y subsuperficiales que bañan nuestra costas, nos brindan gran cantidad de servicios ecosistémicos, como son la propia biodiversidad, el turismo, fuente de alimentación, etc.. Y es ahí donde yace nuestra razón de ser: vigilar su conservación para nosotros y las futuras generaciones.

El reto de educar, ¿va solo con con niños o con adultos también?

La educación que impartimos es no convencional, porque utiliza estrategias didácticas que permiten una mayor interacción con nuestro entorno. Con los niños buscamos desarrollar una pasión de respeto y prevención por la fauna marina. Esperamos de los adultos la comprensión del gran impacto del que somos en parte culpables.

¿Como unir fuerzas con ustedes?

Podemos unir fuerzas de muchas maneras: estratégicamente siendo parte de nuestro piloto de eco-convivencia, visitar nuestro proyecto para conocer cómo desarrollar el mejor potencial de cada colaborador. Necesitamos todo tipo de ayuda para hacer de la participación individual una fortaleza.

Estamos en verano y hay muchos eventos en la playa, ¿deben hacerse o no?

Los eventos en la playa generan un impacto negativo en la salud de los ecosistemas. En caso de recibir los permisos correspondientes, deberían ser ecoamigables en su totalidad, dejar el lugar mejor de lo que estaba.

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