Según la Global Water Partnership (GWP), el Perú es uno de los 20 países del mundo con mayores reservas de agua dulce. Sin embargo, el 97,27% de todo ese recurso se encuentra en la selva, pues proviene de la vertiente del Atlántico. La costa, que reúne al 66% de la población nacional, apenas cuenta con el 1,8% del agua dulce disponible en el país. Lo restante corresponde a la vertiente del Titicaca.
‘Podemos lograr la sostenibilidad en la costa si es que tenemos un mejor control sobre las deficiencias en el uso del agua, la reducción de pérdidas en toda la infraestructura, el incremento de sistemas ahorradores en domicilios y la implementación de políticas de reúso de agua residual, por ejemplo, el regadío de áreas verdes’, dice Carlos Verano, director del Sistema Nacional de Información de Recursos Hídricos de la Autoridad Nacional del Agua (ANA).
En promedio, se desperdicia el 37% del agua disponible en la red. Además, en las áreas urbanas, se aprovecha apenas la mitad del agua potable. Hoy que se celebra el Día Mundial del Agua, es una oportunidad para que todos reflexionemos sobre la situación del agua en nuestro país y cómo podemos aportar para proteger este valioso recurso.
De parte del gobierno, se está promoviendo el cuidado y recuperación de la infraestructura natural productora de agua en las partes altas. Así, se podría contar con mayores reservas en las épocas de menor caudal de los ríos (junio, agosto y setiembre).
Las principales fuentes de agua en nuestro país son los ríos (1.007 en todo el territorio), lagunas (12.201), aguas subterráneas y glaciares (3.044, que cubren 2.041 km2). Estos últimos están amenazados por el cambio climático.
‘Los inventarios, que hemos generado desde el 2014, han mostrado una reducción de la superficie de glaciares en un 40%, en comparación con la década de 1970. Ello por el incremento de la temperatura. Los glaciares son una reserva natural de agua que debemos cuidar a futuro’. El peligro no está solo en los glaciares. También se han identificado zonas en el país que son especialmente vulnerables al estrés hídrico.
‘La región de Tacna, por ejemplo, tiene uno de los riesgos más altos ante las sequías. Sus ríos no son muy caudalosos, a diferencia de los de, por ejemplo, el norte del país. También tienen el problema de la infusión marina. Es decir, las aguas del mar ingresan hacia las aguas subterráneas, lo que hace difícil su uso’, dice Verano.
La misma situación podría pasar en Ica. En este caso, debido a la gran actividad agroexportadora de la región, que necesita de mucha agua dulce.
Pero el agua salada no necesariamente es un problema. En Chilca, por ejemplo, ya existe una planta desalinizadora de agua de mar que beneficia a más de siete mil vecinos. ‘El Estado tiene una política de diversificación de fuentes de agua. No cerramos la posibilidad de impulsar estas plantas. Pero hay que considerar que tienen una necesidad de energía y un costo alto. Pero sirven para cerrar brechas’.
Por Mauricio Niño
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