Jorge Sánchez Herrera – Nómena ArquitecturaArquitecto/Urbanista jorge@nomena-arquitectos.com
Uno de los edificios más interesantes que he conocido se ubica en el regenerado barrio de King´s Cross, en el centro de Londres. Es un edificio relativamente nuevo (2008), pero que puede pasar desapercibido debido a su sobria apariencia exterior. Su verdadero interés radica en la inusual combinación de sus espacios. El King´s Place es un típico edificio de oficinas de siete pisos, pero que en sus sótanos alberga una serie de espacios dedicados al arte y la cultura. Entre ellos, la primera sala pública de conciertos (450 asientos) construida en el centro de Londres desde 1982, además de una sala secundaria, salas de ensayo, grabación y conferencias, y dos galerías de arte.
El King´s Place es el resultado del empuje de su desarrollador -Peter Millican-, un amante de las artes y la música cuyo sueño fue crear un espacio en el que se pudieran combinar trabajo, ocio y arte. La encargada de llevar el programa anual de conciertos y eventos es la Kings Place Music Foundation (KPMF) que, si bien se financia con la venta de tickets de los conciertos y el alquiler de los espacios, paga un precio simbólico por un alquiler a largo plazo. El mismo trato reciben las orquestas residentes, que además ocupan espacios de oficinas en el edificio. El resto de los arrendatarios, como el periódico The Guardian, sí pagan un alquiler a precio de mercado. Lo interesante del proyecto es que ha convertido lo que hubiese sido un edificio corporativo más en un espacio vibrante, precisamente porque se atrevieron a borrar los límites entre un ambiente de oficinas y uno de equipamientos públicos.
Pienso en este proyecto cada vez que entro a un edificio corporativo nuevo en Lima, donde los promotores entienden por novedad un vestíbulo sobredecorado, una fachada con luces LED, un rooftop ‘cool’ o algún sistema de ahorro de energía. Ninguna innovación o verdadero aporte, no al menos para la ciudad. Y no los culpo del todo, pues entiendo que un Peter Millican puede ser una excepción en el mundo. Pero, como he sostenido antes muchas veces, la ciudad será mejor en tanto las normativas y parámetros urbanos sean mejores, y el Estado trabaje de la mano con los privados para construir mejores barrios.
¿Se imaginan si en lugar de exigir unos absurdos ocho niveles de sótanos para estacionamientos, la normativa ‘premiara’ con menos requerimientos de estacionamientos a aquel desarrollador que incluyera, por ejemplo, una sala de conciertos en sus sótanos? Muchos de estos sótanos están en desuso la mayor parte del día y ningún desarrollador obtiene mayor rentabilidad por construirlos, al contrario. Es decir, si no es un problema de rentabilidad (pues hoy los subutilizados sótanos se construyen de cualquier forma), podría ser que solo falte un poco de imaginación y conversación entre desarrolladores y gerencias de desarrollo urbano para poder comenzar a tener algunos King´s Place por Lima.
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