¿Qué es la ketamina y por qué Elon Musk defiende su consumo de ella?

Según los últimos datos del Journal of Psychopharmacology, el 11% de la población mundial la ha probado ketamina alguna vez.

En una reciente entrevista Elon Musk reconoció que consume ketamina, un potente narcótico que ha llegado a las calles en los últimos años. A diferencia del cannabis, esta droga es sintética y tiene un propósito médico, generalmente.

Según los últimos datos del Journal of Psychopharmacology, el 11% de la población mundial la ha probado ketamina alguna vez, y en España, el 0,9% la consume.

¿Qué es la ketamina y por qué Elon Musk dice consumirla?

La ketamina -o keta- es un medicamento analgésico que ha demostrado ser eficaz para inducir la anestesia y que pertenece al grupo de las arilciclohexilaminas. Tiene su antecedente en la droga fenciclidina (PCP), también conocida como “polvo de ángel”, que comenzó su circulación en los años 50 como anestésico intravenoso, pero que se retiró al saberse de sus efectos secundarios, que iban desde la agitación hasta los delirios.

Actualmente, la ketamina es generalmente utilizada en el ámbito veterinario, concretamente como tranquilizante en el proceso preoperatorio de animales de gran tamaño, como caballos.

Sin embargo, ha comenzado a ser tomada para tratar problemas de salud mental, ya que varios estudios han avalado sus beneficios en este aspecto. Ahora ha sido el mismo Elon Musk que reconoció, en una entrevista con Don Lemon, que consume este narcótico, bajo prescripción médica, para tratar estos problemas que padece.

Hay momentos en los que tengo un estado químico negativo en el cerebro, como la depresión, supongo. La ketamina es útil para salir de un estado de ánimo negativo”, dijo el director ejecutivo de Tesla, Inc. o X Corp. durante su intervención. Musk añadió que su consumo consiste en una “pequeña cantidad una vez cada dos semanas”.

En el ámbito ilegal la ketamina es una droga psicodélica y disociativa. En dosis bajas, produce efectos similares a los de borrachera por alcohol, con pérdida de coordinación y dificultades para hablar y pensar o visión borrosa, pero en dosis elevadas puede llegar a provocar delirios, alucinaciones, pérdida de la noción del espacio y del tiempo y distorsión de la realidad.

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