Si ya te ha pasado más de un par de veces que quedas envuelta en triángulos amorosos, podríamos decir que hay un patrón afectivo que se repite en tu vida.
Necesitas salir inmediatamente de esas circunstancias que no te aportan nada positivo, pues en realidad producen ansiedad, baja autoestima y la falsa necesidad de competir por el amor de alguien.
Las razones detrás de los triángulos amorosos
Ya sea porque eres tú la que tenía pareja o la tercera en discordia, los roles en los triángulos amorosos pueden variar. Independientemente de cuál sea el lugar que ocupemos, expertos afirman que hay varias razones para inmiscuirnos en estos dramas que nos afectan de gran manera:
- Necesidad de competir: ya sea porque nos criaron con una rivalidad fraterna donde competíamos por el amor de papá o mamá, para alimentar el ego o buscar validación. Se busca ‘demostrar’ que somos mejores que la otra persona y nos deben elegir a nosotras.
- Miedo al compromiso. Cuando la persona de la que te enamoras ya está comprometida con alguien más es una postura muy cómoda. Gozas de algunos beneficios, pero no tienes que ir más allá, mostrarte vulnerable o establecer responsabilidades a largo plazo.
- Padre o madre ausente. Cuando uno de los padres está ausente física o emocionalmente, de manera inconsciente recreamos esto en nuestras relaciones amorosas, conformándonos con vínculos intermitentes o llenos de altibajos.
- Inseguridad y baja autoestima. Podría ser que en el fondo no nos sintamos dignos de ser amados incondicionalmente y creamos que tenemos que conformarnos, o no luchemos por el lugar que nos corresponde.
- Regulación emocional: La persona que triangula busca atención, el afecto o la validación de esa tercera persona fuera de la relación principal con el fin de regularse emocionalmente (recibir mimos, apoyo, elogios, distraerse...) o bien, generar cambios en su relación principal. Sucede cuando hay insatisfacción, pues las triangulaciones son fruto de no saber gestionar las emociones o los conflictos en la pareja.