Una vez más, la violencia doméstica ha dejado una cicatriz imborrable en la vida de una familia. En la localidad de Bella Vista, Argentina, un niño de siete años vivió una pesadilla que ningún niño debería enfrentar: presenciar el asesinato de su madre a manos de su propio padre.
Jesica García, una joven y valiente oficial de policía de tan solo 26 años, había decidido dar un paso valiente y separarse de su esposo, Luis Giménez, un albañil de 38 años. La situación de violencia en su relación había alcanzado límites insoportables, y Jesica quería buscar una vida mejor para ella y su hijo.
La mujer era policía: la asesinó con su propia arma
El fatídico lunes 24 de julio, el horror se desató dentro de la casa familiar. Luis robó el arma de cargo de Jesica y sin ninguna piedad, le disparó por la espalda, impactando directamente en su nuca. Todo esto sucedió mientras el pequeño niño observaba en estado de shock y desesperación.
El trágico acto de violencia no terminó ahí. Con la misma arma manchada de sangre, Luis se quitó la vida disparándose en la sien. La escena era espantosa y desgarradora, dejando una profunda tristeza en todos aquellos que conocían a Jesica.
Familiares y amigos revelaron que habían notado señales de violencia en la relación durante mucho tiempo. Sin embargo, el punto culminante fue el pasado cumpleaños de Jesica, cuando Luis le había regalado un pastel con un escalofriante mensaje. Escrito en él se encontraba la frase: “Te amo mucho, pero a veces me dan ganas de...”, acompañada de un perturbador dibujo ahorcando a una imagen femenina.
Este atroz suceso pone de manifiesto la urgente necesidad de abordar el problema de la violencia Es fundamental brindar apoyo y recursos a las víctimas para que puedan buscar ayuda y escapar de situaciones peligrosas antes de que sea demasiado tarde.