Madre bloqueó la entrada de la cocina para que si hija de 5 años no siga comiendo: la niña pesa 45 kilos

El síndrome de Prader-Willi es un trastorno genético raro y puede manifestarse en problemas físicos, mentales y de comportamiento en quienes lo padecen.

Si bien parece una situación en la cual toda la culpa debería recaer sobre los padres por no cuidar bien de su hija y permitir que acumule una gran cantidad de sobrepeso a una temprana edad, lo cierto es que la historia de Holly Williams y su hija Harlow está llena de complejidades.

Las nativas del Reino Unido se han tenido que enfrentar juntas a muchas adversidades, las cuales han logrado superar siempre gracias al amor y la paciencia, pero tendrán que lidiar toda la vida con estos obstáculos, ya que el origen del sobrepeso de Harlow es una extraña condición genética que afecta su apetito y otros aspectos básicos de la vida.

La vida de Holly Williams y su hija Harlow, luchando contra el síndrome de Prader-Willi

Luego de tener a Harlow a la temprana edad de 20 años, Holly ha dedicado estos últimos 5 años a conseguir formas de encontrar un equilibrio para ella y su hija, quien con tan solo 6 meses de edad fue diagnosticada con el síndrome, del cual su madre nunca había escuchado.

El síndrome de Prader-Willi es un trastorno genético raro y puede manifestarse en problemas físicos, mentales y de comportamiento en quienes lo padecen. Muchas de las complicaciones de la enfermedad se deben a la obesidad. Además, a Harlow le falta el cromosoma 15, que es responsable de controlar el hambre.

“Tener una puerta para bebés en la puerta de la cocina ayuda a garantizar que Harlow no se meta en los armarios de la cocina” dijo la madre durante una entrevista, pero segura que “En el futuro tendré que tomar más medidas y, a medida que Harlow crezca, lo más probable es que tenga que poner cerraduras para la cocina”.

Las limitaciones de Harlow

Como indicó su madre, el síndrome de Prader-Willi ha mantenido a su hija a raya de conseguir ciertos hitos normales para los niños, pues no pudo sostener la cabeza hasta los 8 meses y no caminó hasta los 2 años y medio.

“Estaba muy floja, no tenía fuerzas, no lloraba y no se alimentaba adecuadamente con un biberón” comentó Holly sobre los primeros días de vida de su hija, quien aún tiene problemas con la movilidad, la apnea del sueño y las rabietas, pero se mantienen sumamente cercana a su madre, con quien tienen una excelente relación.

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