Cuarta entrega de la novela “Temp”, exclusiva para Publimetro

La nueva entrega de la novela que Douglas Coupland, escritor alemán radicado en Canadá, escribe exclusivamente para Metro y que podrán leer en veinte capítulos, uno cada día.

Fui a la oficina a la mañana siguiente sólo para experimentar esa punzada repugnante que todos sentimos en el día de jeans, en el que las mujeres reflejan una frescura forzada, mientras los hombres hacen caras teatrales y espeluznantes cuando les miran el trasero en el comedor. Por eso, nada de jeans para mí.

No me había quitado la chaqueta cuando Sara número 3 me dio un fajo de notas adhesivas. ‘Necesito esto en orden alfabético, tal como lo hicimos la semana pasada’. ‘Está bien’. Se quedó mirándome. ‘¿Hay algún problema?’, le pregunté. ‘Sabes, no habría sido tan difícil ponerse hoy unos jeans’. ‘No soy muy amiga de ponerme jeans’. ‘La moral está muy abajo por aquí y necesitamos un poco de diversión’. ‘Ok…’. ‘Ni siquiera es por nosotros, Shannon, es por los niños’.

Estaba acorralada y justo sonó el teléfono. ‘Buenos días. Sistemas de filtros Taylor, Wagner & Kimura, desde 1899 una empresa orgullosamente patriota. Un momento, ya lo comunico’. Luego, el Danimal se acercó a mi escritorio guiñando el ojo como un loco. ‘¿Cómo estuvo la, ummm… cita de anoche?’. ‘¿Cita? No fue una cita. Fue en Mister McFunbury por exactamente 120 minutos’. ‘¿Y cómo era el señor Xu?’.

Quería guardar mi secreto. ‘Lo suficientemente amable. Y con un inglés limitado, además’. ‘¿Dijo algo de la compañía que yo deba saber?’. ¡Diablos!, ¿lo habrá hecho?. ‘No, la verdad nos pusimos a ver la retransmisión de ‘Cómo conocí a tu madre’ que estaban pasando en la pantalla, ubicada encima de la barra de ensaladas’. Una total mentira. ‘No creo que venga con el objetivo de espiarnos’. ‘Oh’. Danimal parecía achantado.

Justo después Kyle ingresó con una entrega. ‘Hubo un ambiente caliente y pícaro ayer en McFunbury, ¿no?’. Me quedé petrificada. ‘¿Qué diablos? No es tu problema, Kyle. ¿Quién te dijo eso?’. ‘Estaba regresando de la refinería de aceite y te vi con tu cita. Debió haber un buen ambiente, pues también era una noche de graduados’. ‘¿La refinería? ¿Qué hacías allá?’. ‘Estoy aplicando para un trabajo’.

‘Oh’. Kyle actuaba como si él y yo, de alguna manera, fuéramos una pareja de verdad. Entre tanto, sorprendentemente me imaginaba emocionada de pensar en que no lo vería más y él estaría el resto de sus días trabajando en esa vulgar refinería.

Después Kyle dijo: ‘Estoy harto de ser un trabajador temporal sobre ruedas. He pensado en que nunca seré siquiera de clase media y tampoco podré contar alguna historia exitosa. Quizás deba irme a un lugar cuyo negocio nunca vaya a estar en riesgo, como el del aceite’.

El teléfono sonó. Era el señor Xu. ‘Debo contestar esta llamada, muchachos’. Levanté la bocina. ‘Sistemas de filtros Taylor, Wagner & Kimura, desde 1899 una empresa orgullosamente patriota’.

Kyle y el Danimal se pararon rápidamente. Bajé la voz en el receptor y dije: ‘Hola, señor Xu, ¿cómo ha estado?’.

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