Los paradémicos que atendieron a Michael Jackson el día de su muerte contaron ayer, en el juicio al médico de la estrella, Conrad Murray, que éste negó que el paciente tuviera una condición médica preexistente y que no mencionó el sedante Propofol que lo mató.
Richard Senneff, paramédico del cuerpo de bomberos de Los Ángeles, dijo en la corte que, cuando acudió a la habitación de Jackson, vio a un paciente “muy delgado”, una vía intravenosa abierta en la pierna y un tanque de oxígeno al lado.
“¿Cuál es su condición preexistente?”, sostuvo que le preguntó a Murray, acusado del homicidio involuntario de Jackson por una intoxicación de sedantes. “No respondió, le pregunté de nuevo (…) y no respondió y la tercera vez me dijo que no tenía”.
“Pero la situación no me parecía normal”, relató el paramédico. “Le expliqué que la razón por la que preguntaba era que veía a un paciente con bajo peso, un tanque de oxígeno y una vía intravenosa abierta”.
La fiscal Deborah Brazil preguntó a Senneff si le había preguntado a Murray si el cantante había tomado algún fármaco. El paramédico respondió: “Le pregunté varias veces. Dijo: ‘Sólo le di un poco de Lorazepam para que durmiera’.”
“Nunca mencionó la palabra Propofol”, indicó el testigo, refiriéndose al sedante responsable de la muerte de la estrella, de 50 años, el 25 de junio de 2009 en Los Ángeles.
Un segundo paramédico que testificó el viernes, Martin Blount, confirmó la versión de su colega.
La fiscalía responsabiliza a Murray, cardiólogo, por la muerte de Jackson por intoxicación de Propofol, un poderoso sedante que el artista usaba para dormir porque sufría insomnio, mientras la defensa alega que el cantante se administró a sí mismo la sobredosis.