Una arenga previa a un partido como cualquier otra, pero éste es un equipo de rugby diferente. Los espectadores no son familiares y amigos, sino funcionarios de prisiones. Todos estos jugadores cumplen condena en una cárcel de la ciudad italiana de Turín.
“Queremos trasladar reglas a quienes las perdieron. Si estos jóvenes están en prisión es porque ocasionaron problemas”, señala Walter Rista, presidente de la asociación y exjugador internacional de rugby.
El equipo funciona desde 2010. Lo lidera un exjugador internacional y ha tenido tanto éxito que ahora milita en la cuarta división italiana. Como los jugadores no pueden salir de prisión, son los oponentes los que vienen.
“Las reglas del rugby nos hacen bien. cuando cometes un error una vez, a la segunda, ya no lo haces más”, cuenta un preso.
“Lo primero que me enseñó el rugby fueron buenos modales, a ser educado, equilibrado y tranquilo. Porque antes era irritable, por ejemplo, si alguien me decía algo. Ahora, ya no”, señala Wissen, capitán y preso tunecino.
Desde que se fundó el equipo, 65 jugadores han pasado por sus filas. Aproximadamente la mitad ya ha salido de prisión. Unos 15 exjugadores han continuado con su carrera y militan en equipos profesionales de Italia y España.
“Si hacemos entender que podemos vivir sin cometer un crimen, cumpliremos ya una misión social”, señala Walter Rista, presidente de la asociación y exjugador internacional de rugby.
Por ahora, se celebra una victoria que lleva al equipo hasta la tercera posición de la liga. Un merecido triunfo para unos jugadores que, al menos mientras dura el partido, cambian sus celdas por el campo de juego.