“No es fácil irse. Pero estoy orgulloso de esta decisión (…) Es posible que pudiera mantener el nivel hasta la Eurocopa (que se disputará en Francia en 2016) pero estoy contento de estar liberado”, declaró el jugador de 30 años en una columna, en la que señalaba la pesada carga psicológica que supone una doble capitanía al más alto nivel, la del Bayern Múnich y la del equipo nacional.
“Mi vida me pertenece. Si quiero seguir siendo feliz, incluyendo mi carrera como futbolista, debo seguir siendo dueño de mis decisiones antes de que ellas se impongan sobre mí”, explicó el lateral derecho.
El “kapi”, emblema de una generación talentosa pero que incapaz de ganar grandes torneo internacionales, se retira en la cima, tras ganar el Mundial de Brasil a expensas de Argentina (1-0 en el añadido) y tras humillar a Brasil en semifinales (7-1).
Tomó su decisión en otoño de 2013, afirmó en las páginas del Die Zeit.
“En el fútbol, mi oficio, la frontera entre el triunfo y la derrota es muy pequeña. ¿Qué habría pasado en la final si Gonzalo Higuaín hubiera adelantado a Argentina en el minuto 22? ¿Habríamos marcado en otra ocasión? Prefiero no pensarlo”, escribió Lahm.
“Estas montañas rusas emocionales las vive cada jugador”, continuó el futbolista, que quedó especialmente marcado por la final de la Liga de Campeones que perdió con el Bayern en 2012 frente al Chelsea (1-1 y 4-3 en los penales), aún más dolorosa por considerar que aquel día jugó “uno de los mejores partidos” de su carrera.
“Todavía me siento en forma y competitivo. Pero es el momento de cambiar ciertas cosas en mi vida y en el seno de la Nationalmannschaft”, apuntó el lateral, que se ha hecho un nombre pese a su 1,70 m de estatura gracias a su finura técnica y su inteligencia táctica.
Lahm quiere “centrarse plenamente” en su trabajo en el Bayern, con quien tiene contrato hasta 2018.