Zoë MasseyFOTÓGRAFA
Hace pocos años, el ex alcalde de Lima cubrió de amarillo varios murales de nuestra ciudad. Eso provocó como respuesta un boom del arte urbano que ni él mismo pensó que sucedería. Resultó al final, sin querer y trasquilado, ser un impulsor del graffitti y los murales. Vaya ironía de la vida.
Sin embargo, este boom también ha traído en algunos puntos un caos visual inexplicable. En Barranco, por ejemplo, hay tanto que no se ve nada. Un mural anula al otro y la falta de mantenimiento hace que se decoloren, estén sucios, que algunos se pelen y otros sean vandalizados. Una ‘cacofonía de color’, diría mi madre.
Hoy veo con un poco de miedo un nuevo concurso que se ha puesto un reto enorme: La Bienal Internacional de Muralización. Una convocatoria abierta a 500 artistas nacionales y extranjeros para pintar 3 kilómetros del Zanjón a ambos lados. Leí que buscaban romper el récord Guinness del mural más grande del mundo; ahí saltó mi primera duda. ¿Cómo va a ser el mural más grande si son 500 murales de 4×3 metros separados entre ellos por una franja? La organización del evento -Validarte, dirigida por Julio Guillén- me corrige y precisa que la categoría es “la competencia de murales más larga del mundo”.
Si bien sería fabuloso usar esas paredes de color gris verduzco de la Vía Expresa como un lienzo gigante, pienso en el mosaico de Wiesse al que nadie le ha dado mantenimiento por décadas, dejando en claro que el arte urbano aún no tiene mucho valor en nuestra sociedad. Este concurso promete jugosos premios a los cuatro ganadores, más viáticos, hidratantes, hospedaje, traslado y retribución de boletos a quienes vengan de afuera. Promete materiales y cerrar un carril del Zanjón por tres días en los que se pintará todo. Sí, tres días, 500 artistas, 3 kilómetros de pintura y logística. Me van a disculpar, pero tengo dudas enormes al respecto. Y no tengo idea de quiénes son los auspiciadores; a mi pregunta, solo recibí como respuesta ‘empresas privadas’.
Si bien en las bases se menciona que solo se usará una gama de colores (pastel), hacer 500 murales distintos, por más que tengan como tema un llamado ‘decálogo de los valores: El amor, como la esencia principal que mueve el mundo. La dignidad, la justicia y la verdad. La disciplina, el respeto, la lealtad y la honestidad. El principio de autoridad y la generosidad’ (referencia: www.validarte.org), me suena a una cacofonía nueva, 500 todos juntos.
Como artista, apuesto 100% a que el arte esté al alcance de todos y considero al arte urbano de suma importancia para el desarrollo de una sociedad. Pero aquí me da la sensación de que se han dejado llevar por el entusiasmo de algo que podría ser hermoso y quizás no han sido asesorados o no han sabido escuchar asesoría competente del lado del arte, el urbanismo y la arquitectura. Leyendo los comentarios de varios artistas de diferentes rubros, gestores, galeristas y críticos conocedores del tema, veo que somos varios con la misma sensación.
Se me acaba el espacio y las dudas son grandes. ¿Cómo se acepta desde la Municipalidad de Lima un proyecto que al parecer sería más caótico que armónico? Sé que hay otras propuestas para el Zanjón, hasta una de arborizarlo. Quizás el primer concurso debería ser cuál de todas esas propuestas es la mejor para nuestra ciudad, quizá con votación pública con toda la información disponible. El arte es importante y necesario, pero no por eso deberíamos dejar que nuestra brocha pierda el norte y más no asegura mejor (ni siendo un récord Guinness).
Dato de interés: el mural más grande del mundo, está en Corea del Sur. Mide 24.000 m2, costó aproximadamente 500.000 dólares y fue hecho por un colectivo de 22 artistas usando 865.000 litros de pintura.
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