Trípoli. Un equipo de Médicos Sin Fronteras (MSF) atiende a más de 77 migrantes que se encuentran en el puerto libio de Misrata y que se niegan a abandonar el buque que los rescató por miedo a las campos de detención en Libia, informó hoy la ONG.
“La situación no ha cambiado en los últimos días. Hoy han salido 14 pero el resto se niega a volver a pisar territorio libio”, explicó Anaïs Deprade, asesora de Comunicación en Operaciones de MSF.
Según la organización, sus equipos han realizado ya más de medio centenar de consultas médicas desde que el pasado sábado el barco atracara en el puerto libio de Misrata con un total de 91 migrantes y solicitantes de asilo a bordo, entre ellos varios menores.
“Trataron principalmente problemas médicos relacionados con las quemaduras causadas por derrames de gasolina del motor de los botes en que viajaban, y fueron testigos de la desesperación en la que se encuentran”, explicó Julien Raickman, jefe de misión de MSF.
“El grupo de personas incluye menores de edad que han sido mantenidos cautivos y torturados por traficantes en Libia durante un año, o incluso más, para obtener dinero”, agregó.
Raickman destacó el caso de un hombre que se encuentra en estado grave y que se niega a abandonar el carguero aunque necesita asistencia hospitalaria.
“Afirma que prefiere morir en el buque de carga”, señaló el responsable antes de denunciar las políticas migratorias de la Unión Europea.
“La política europea de negarse a acoger a migrantes rescatados ha acrecentado las muertes en el mar y está alimentando la crisis humanitaria en Libia”, criticó.
“Catorce personas vulnerables desembarcaron y serán trasladadas a centros de detención oficiales, entre ellos una madre y su bebé, y menores no acompañados. Es una vergüenza que una vez más la única respuesta que se da a las personas que buscan seguridad sea una detención arbitraria prolongada en el país que intentan abandonar desesperadamente”, concluyó.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y de la guerra civil, desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los distintos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.
Desde 2014 tiene dos gobiernos, uno en Trípoli fruto de un acuerdo fallido forzado por la ONU y otro en el este del país, bajo tutela del mariscal Hafter, ambos carentes de legitimidad política y popular.
De esta situación se benefician grupos de ideología yihadista, que han arraigado en el país, decenas de milicias y mafias dedicadas al contrabando de armas, gasolina, petróleo y personas que dominan la economía.
Según datos de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), más de 22.500 migrantes y solicitantes de asilo han logrado este año cruzar el Mediterráneo y llegar a Libia a través de la ruta central, la más mortífera del mundo.
Fuente: EFE